LA LUZ DE BALLABRIGA.

LA LUZ DE  BALLABRIGA.
Antonio; Conde Yndiano de Ballabriga

miércoles, 6 de agosto de 2014

Amanecer de Viernes Santo.




Antonio Pozo Indiano

La Iglesia del Buen Suceso.

Este año en el amanecer del Viernes Santo de la hermosa ciudad de Sevilla, tuve la suerte de visitar la iglesia del Buen Suceso , quede impactado , el recogimiento que se puede sentir en este pequeño templo lleno de historia  que os invito a conocer si alguna vez visitáis la ciudad de Sevilla, es muy diferente a lo común es especial , sentirás una paz espiritual  muy  grande.



Los padres exclaustrados mantuvieron vivo no sólo el recuerdo sino el fervor popular hacía la Virgen del Carmen hasta que fueron muriendo. A finales del siglo XIX los carmelitas  volvieron a restaurar, una vez que las leyes civiles permitieron a las órdenes religiosas registrarse de nuevo tal y como la misma sociedad lo demandaba , pero la Orden del Carmen no encontró nada de sus primitivos convento ; la Casa Grande era el cuartel del Carmen , Santa Teresa había desaparecido , dando origen a la popular barriada de la Huerta de  y Santa Teresa  y el que fuera colegio de San Alberto lo habían ocupado los filipenses .






El arzobispo  sevillano Sanz y Forés puso todo su empeño en que los primitivos carmelitas volvieran a Sevilla , ofreciéndole uno de los pocos templos que se habían salvado cómo era la pequeña capilla del Buen Suceso , único resto de la que había  sido antiguo Hospital de Convalecientes  del mismo nombre , a cargo de los Hermanos “Obregones , hoy desaparecidos”.







Dicho templo había tenido su origen en una antiquísima capilla dedicada  a la Virgen del Buen Suceso en un lugar que el siglo XVI era conocido como la plaza de la Castaña, en la antigua morería.



A la llegada a Sevilla en 1615 de los Hermanos  Obregones  se les concede la minúscula ermita , pero con el tiempo  se piensa en erigir un templo mucho mas digno  y amplio que será inaugurado  el  8 de Septiembre de 1730 , predicando en dicha inauguración el Padre  José de Haro , sermón que aún corre impreso.




Abandonado el templo por la leyes desamortizadoras de 1836 y 1868 , se conservó no obstante gracias a una serie  de hermandades y congregaciones , allí instaladas ( las últimas fueron Mercedarias  de la Asunción ), siendo finalmente ofrecido a los Carmelitas por el citado obispo valenciano (1889-1895).




La cesión del templo sería  formalizada el 23 de Abril de 1896  por su sucesor  el beato Cardenal Spinola  , y una vez restaurado el templo  se abrió solemnemente el 16 de Julio del citado año , dando culto a Nuestra Señora del Carmen , obra de de Duque Cornejo , procedente del exconvento Carmelita de San Alberto.  





Estructura arquitectónica del Templo

La obras del templo se iniciaron en 1690 , según proyecto de la gran ambición que nunca se vería culminado .

Intervienen en su construcción lo famosos arquitectos  de la saga de los Figueroa , especialmente Leonardo  en quien se advierte  su tendencia netamente barroca , haciendo prevalecer lo decorativo sobre lo propiamente constructivo.



En cuánto a la elaboración de sus retablos , en perfecta armonía con el estilo del templo, se encargaría  el ensamblador José Fernando de Medinilla , según acuerdo de 1733.








Pertenece el templo al tipo de iglesias de columnas pareadas  que a principios del siglo XVIII  se levantan en Sevilla , siendo esta del Buen Suceso  no sólo la más avanzada de todas ellas , sino también la primera .



El alzado se resuelve  a base de seis robustos pilares  de cuatro columnas  sobre pedestales , con ménsulas de mármol rojo y negro  de indudable belleza , y otro orden de pilastras o cimacios  que nos recuerdan  los “ dados brumelleschianos”, como en la catedral de Granada , a fin de obtener la máxima altura si alterar el clasicismo de sus diferentes elementos.




 Las 24 columnas de pérfido, o mármol rojo de Morón fueron talladas por Pedro Roldán , padre e hijo , como si se tratarán  de autenticas esculturas , de orden toscano  y elegantísimo entasis  .
El recinto sacro esta concebido en su conjunto con la idea barroca de crear una visión de ángulos contrapuestos  y dar la sensación de un espacio mucho más amplio del que realmente existe. Para ello  se recurre a inscribir  una aparente planta de cruz latina , que tampoco lo es  , con el coro alto corrido cual si cobijara naves laterales para romperse en el fingido crucero, sin perder un cierto estilo cortesano muy propio de las iglesias  de Gómez de Mora.



La cubierta se resuelve  a base de bóvedas vaídas con distintas soluciones , según los espacios a cubrir , desde el minúsculo “nártex” de la entrada al templo como si se tratara  de una bóveda de cañón, con sus lunetos  , hasta la del altar mayor  que descansa sobre arcos  de medio punto  bajo los cuales se alojan  discretas tribunas  como prolongación  del coro alto de los laterales .




El supuesto crucero  se cubre con una elegante  cúpula  montada sobre tambor  y rematada al exterior  por un cupulín meramente ornamental.





En cuanto a la fachada principal , restaurada muy recientemente , es de ladrillo limpio ,tal vez inspirada  en la iglesia matriz  madrileña del Buen Suceso , situada primitivamente en la Puerta del Sol , y que no se llegó a terminar , faltándole el frontón , con hornacinas  hoy ocupadas con las imágenes  de la Virgen del Carmen , San José  y San Elías , obras de Darío Fernández.



Decoración Pictórica

De la obra pictórica se encargó  el maestro Domingo Martínez (1688-1749) , autor del retablo mayor  y otros cuadros( algunos desaparecidos en el asalto al templo verificado el 11 de Mayo de 1931 ), y que figuraban como tema central  en los retablos laterales .
 El mas importante conjunto es el del altar mayor compuesto  por 36 lienzos.  Se trata del árbol genealógico  completo de la humanidad de Cristo ,el Mesías prometido hecho realidad a través  de los cuarenta patriarcas  que le precedieron , partiendo de Abraham , pasando por David , de la rama de José y de la tribu de Judá  , nacido en Belén según S. Mateo.




En el centro del mismo retablo está la figura en relieve del Padre Eterno  que es la clave de la interpretación   en su “ Sagrado Decreto “ . La serie concluye  con la excelente pintura  de San José , “ el esposo de Maria, del cual nació Jesús  , el llamado Cristo”. (Mt 1,1-16). El pintor , aprovechando las cuarenta figuras de los patriarcas , incluida la misma de San José , nos muestra su dominio  en el arte del retrato  mediante toda una auténtica  galería de actitudes  y gestos psicológicos del rostro humano  dignos de ser observados  con particular detenimiento.

Y si en el altar mayor  se conmemora  el nacimiento de Jesús , los altares laterales  responden a un proyecto icnográfico de la vida de la Virgen  , desde su Inmaculada Concepción  y su Presentación al templo  hasta su gloriosa Asunción  y coronación en los cielos , lienzos hoy sustituidos  en gran parte por las esculturas  de Martínez Montañés y Alonso Cano.




De la primitiva pintura decorativa del mural hoy no queda nada; sólo a la entrada se advierten restos  de la original decoración . A la llegada de los Carmelitas  se fue ornamentando  según todo un estudiado programa iconográfico Carmelita : la vida de San Elías  en la bóveda  del primer tramo , la apoteosis del Carmelo en la gran cúpula  con todos sus grandes santos , completada en sus muros  tribunas y laterales . En el coro hay una escena sobre la bula sabatina mientras que a lo largo del templo y sobre  su cornisa  recorre una filatería ornamental con el canto del Flos Carmeli. Toda esta decoración  pictórica  fue realizada  por el pintor  carmonense Antonio Rodríguez  Gutiérrez entre 1920-1936.



Esculturas.

Los retablos laterales son obra de José Fernando de Medinilla  contratados en 1733 en uno de ellos habría de ir  una Dolorosa . pintada por Domingo Martínez , y dos esculturas de una vara de alto de San Juan y la Magdalena , que sin duda son las que aún se conservan al pie del templo ,casi con toda seguridad del taller de Duque Cornejo  y la colaboración de propio Domingo Martínez.
Pero las joyas de este templos son , sin duda alguna ,las esculturas de Martínez Montañés  y su discípulo Alonso Cano , procedentes todas de San Alberto , se trata de la prodigiosa Santa Ana  del maestro de Alcalá  y de Santa Teresa y San Alberto de Sicilia , obras ambas  del genio granadino ,realizadas para el citado templo de los carmelitas , hoy de los filipenses.


 


Alonso Cano dio muestra  de su saber en el arte de la pintura , de la escultura  y la arquitectura  elaborando un hermoso retablo , hoy desaparecido , con Santa Teresa por centro , flanqueada por su escultura  por dos lienzos sobre la vida  de la santa doctora ; el San Alberto ,titular del templo para el que fue tallado , refleja una gran fuerza interior  en su rostro  y un gran realismo  en el conjunto de la devota escultura.



Y la Santa Ana de Martínez Montañés , según contrato  de 1632 , fue elaborada  también con un gran realismo  en actitud  de presentar a la Virgen Niña al templo . El bellísimo rostro de Santa Ana  de contenida dignidad , es idéntico  al de la “ Cieguecita “ de la Catedral de Sevilla, nada más que con cuarenta años más .



Otras pequeñas esculturas de San José  y San Francisco  del siglo XVIII completan el retablo que es coronado con una pintura de Domingo Martínez  sobre los desposorios de la Virgen  que completaba  al de la anunciación .




 Frente a este mismo altar  se haya el Santísimo Cristo del Desamparo , obra de Rafael Barbero , inspirado en el que fue quemado en 1931. Del primitivo altar se salvaron las dos esculturas antes reseñadas.  

Dedicado a mi Abuela Maria del Señor Marrón Ceballos , gran devota de la Virgen del Carmen .

Antonio Pozo Indiano   


Fotos para el recuerdo




 Santísimo Cristo del Desamparo



                                            San Alberto de Sicilia


                                           San José


















Nuestra Señora del Carmen , obra de de Duque Cornejo , procedente del exconvento Carmelita de San Alberto.  



San Alberto de Sicilia
Nació en Trápani, Sicilia (Italia). Sus padres -Benito d degli Alberti y Juana Palizi- llevaban veintiséis años de estéril matrimonio. Fervorosos crisitanos, habían prometido a la Virgen de Trápani consagrar al servicio del Señor al hijo que les concediera.
De muy niño ingresó en el Carmelo de Trápani con el propósito de servir a Dios y a la Santísima Virgen, ha quien está consagrada la Orden del Carmen.
Era entonces la "edad de oro" del Carmelo, en la que el ideal eliano-mariano de la Orden se mantenía vivo a base de un justo equilibrio de la contemplación y acción apostólica.
Desde que profesó en la Orden se distinguió por su fervor y austeridad de vida. Sus biógrafos nos dicen que sus ayunos eran continuos, que nunca tomó carne y que mezcalaba su parco alimento con ajenjos. Su cama era un zarzo de sarmientos y dedicaba largas horas del día y de la noche a la oración.
La obediencia era en él pronta y alegre, la pobreza le distinguía entre todos por su total desprendimiento y la castidad fue su flor preferida y mejor guardada, por eso se le representa con un lirio y un crucifijo en la mano, o el niño Jesús en brazos.
Recibidas las sagradas órdenes, se difundió pronto su fama de religioso santo y de persuasivo orador.
Pasó algún tiempo en el convento de Messina, ciudad a la que libró del hambre causada por un asedio: algunas naves cargadas de víveres consiguieron llegar milagrosamente hasta los asedios.
Fervoroso predicador, recorrió la mayor parte de los pueblos de la isla.
Fue nombrado provincial de Sicilia por el 1296, cargo que desempeñó con una entrega total al servico de Dios y de las almas.
Cuando visitaba los conventos, no llevaba otra cosa que un poco de pan, el báculo y un cantarito de agua.
Fundó varios conventos y escribió algunos tratados, que no se han conservado.
Recibió del Señor la gracia de hacer milagros llegando a ser el gran apóstol de Sicilia.
Por eso su culto ha sido siempre muy extenso e intenso en toda la Orden, que lo ha venerado en todas sus iglesias y conventos. Sus reliquias se han esparcido por todo el mundo y con ellas se bendice el agua para los enfermos.
Acaeció su muerte en 1307 y al celebrar sus exequias se dice que voces misteriosas entonaron el "os justi" de la misa de confesores en vez de la misa de requiem.
Su culto fue confirmado por bula del papa Sixto IV en 1476.


                    Todos juntos por un Mundo Mejor y Más Justo.
                                              Conde Yndiano de Ballabriga






 



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