LA LUZ DE BALLABRIGA.

LA LUZ DE  BALLABRIGA.
Antonio; Conde Yndiano de Ballabriga

jueves, 13 de julio de 2017

El embrujo de Sevilla no es una creación . III “ Sus casetas de Feria “







Esperanza Rasero Serrano - Antonio Pozo  Indiano


La caseta de la Feria de Sevilla , puestos a definirla  diríamos  que la caseta es lisa y simplemente  el hogar sevillano en miniatura, o un trasunto , visto con los gemelos del revés , de la casa hispalense con todas sus gracias , alegrías  y atractivos acogedores . Porque la caseta tiene sabor de sala de estar,  de patio y a veces , con un saledizo entre macetas floridas de  azotea trashumante  . No parece sino que las calles de Sevilla se han trasladado en síntesis  estricta a un lugar escogido para vivir  la vida corta y fugaz  de la Feria , sin que esta traslación signifique por lo demás , un descuaje del espíritu , o un desplazamiento  del centro de gravedad  del alma ciudadana , Sevilla  queda en Sevilla , circunscrita  a un espacio concreto y dominable ,  concentrada en un lugar físico para ver y sentir de una vez el panorama  de sus gozos . La ciudad ; como entidad humana , no la urbe . se ha buscado así la grata ficción  de un mundillo  nuevo de alegrías para exhibírselas  a sí misma  y saborearlas con plenitud . Fuera perdura  y vive la urbe con su cotidiano ajetreo  y su inmutable carácter . Aquí en la Feria , como si el espíritu  se traspusiera  en éxtasis  delirante , Sevilla , quintaesenciada en casas de telas y calles artificiales , se resume y se abrevia , para que todo el mundo  la comprenda y la ame  y alcance justamente a penetrar el sentido íntimo  de su verdad y de su tipismo . La Feria ,que substancialmente ,por tanto , no es otra cosa que Sevilla misma , con sus casetas , que a su vez representan la puridad las casas y los habitantes  de Sevilla , viene a significar el paraje  donde  - valga el neologismo  - primaverean  los sevillanos como si acudieran  a una playa ideal  de venturas en que a través  de hogares efímeros de lona , van a bañarse en júbilo los espíritus .


Se ha cifrado la razón  de la Feria  en el afán de la ciudad de acercarse al campo  aunque sin perderse por él , y se ha dicho que por eso la Feria aparenta  un  realista aligación campera y urbana . Tratariase  entonces de interpretar el festejo  como una transición  o mejor dicho un puente estrepitoso y algarero entre  el agro y Sevilla , sin que se acertará a descifrar  si es la ciudad la que va a gozar  de las delicias rurales . o la campiña la que viene a invadir  con su fresca y espontánea  sencillez , la vida complicada  y moderna de la urbe . Pero no . El concepto campero de la Feria , acaso fundado en su origen  histórico de exhibición  ganadera y  mercado   , ha cedido por entero  al prestigio poético  de la fiesta urbana  . Lo rural queda solo como accidente , como detalle . La venta de ganado  se ha reducido hoy  a un simple matiz y circunstancia de la Feria abrileña.   Lo substancial es la Ciudad  trasvasada en viviendas artificiales . Lo importante , la exhibición  esquemática  en el lapso de unos días  de los que Sevilla  atesora en las más íntimas entrañas de su espíritu.




Pero volvamos a la caseta . Sería superfluo  detenerse en el análisis de su estructura arquitectónica . Porque  en realidad , maravilla la sencillez  con que se forja . Un rudimentario armazón  recubierto de lona , comúnmente  listada de tonos  fuerte- rojo –verde  o azul  rematado en ángulo , constituye  todo el material constructivo . Y allí el   mueble sevillano , con su pintura floreada ;  los espejos y los carteles ; la flores naturales y de papel   ; los retratos de  las personas queridas . No falta a veces la cabeza del toro  y los cacharros de cerámica trianera . Y al fondo las viandas , y los vinos , dispuestos por arte de magia , para obsequiar  a los contertulios . Para que todo tenga un acento  típico , hasta la botellas  de vinos olorosos  se visten de flamenco . En aquel hogar improvisado monta  su permanente vigilia la familia sevillana . Toda la vida doméstica  se  traslada allí por unos días para solaz y esparcimiento . Los padres para que disfruten los hijos . Padres e hijos  para obsequiar a las amistades . Y como la familia  los grupos sociales  que definen y caracterizan la comunidad urbana . La Hermandad , el Casino , el gremio , la asociación , el barrio, las autoridades , las corporaciones oficiales y públicas , todo el mundo tiene su caseta  en aquella ciudad  en síntesis que surge milagrosamente , en proporción inversa a su alegría  y a su optimismo . Porque si la casa se reduce  y se simplifica por la metamorfosis  de la pared en tela , se acerca , sin embargo ,  hasta la seducción  el corazón de los sevillanos ,  que están allí en sus  casetas como en escaparates de efusiones cálidas , de gozos permanentes , de la fraternidad permanente  y comunicativa . La caseta constituye  así el símbolo y la sede de la cordialidad sevillana . El forastero que haya pasado una Feria en el  Embrujo  de este minúsculo hogar de la gracia y  de la alegría se lleva en el alma , para siempre , la nostalgia  de un festejo que lo embriagará como un vino inolvidable.




Crestomatía del Conde Yndiano de Ballabriga

Galería de fotos para el recuerdo de : Esperanza Rasero Serrano

“ Una tarde de Feria con la Familia Rasero Serrano en Sevilla “

                          
                                                      Maria Pozo Rasero





                         
                               Esperanza Rasero Serrano - Antonio Pozo Indiano
 Esperanza Rasero Serrano-Marili Rasero Serrano- Antonio Pozo Indiano-Manuela Rasero Serrano- José Luis Rasero Serrano- Rocío Rasero Serrano-Dolores Serrano Menacho y Cecilio Rodríguez Franco.

                          
                          Esperanza Rasero Serrano -Antonio Pozo Indiano

                                     Maria Pozo Rasero-Antonio Pozo Indiano
                             
 


              En las casetas de la Feria de Sevilla  no suele faltar manzanilla la Guita , una delicia para el buen paladar