LA LUZ DE BALLABRIGA.

LA LUZ DE  BALLABRIGA.
Antonio; Conde Yndiano de Ballabriga

domingo, 17 de julio de 2022

 

¿El futuro está ya aquí?

"Hay que tener cuidado porque hoy un laboratorio puede cambiar la especie humana"

Sus manos han reparado miles de articulaciones. Su obsesión por sanar tejidos le ha asociado a proyectos como el de Juan Carlos Izpisúa y a imaginar un futuro con un ser humano 'mejorado' gracias a la reprogramación celular.

Usted y yo solo somos portadores de genes", sentencia Pedro Guillén. Este traumatólogo e investigador ha sido testigo de cómo en los últimos años la Medicina ha condensado décadas de estudio y da señales de un cambio de concepto: curar desde dentro. "Vamos a usar las células como medicamento", explica con entusiasmo Guillén que, si bien es conocido por ser uno de los mayores especialistas en Medicina y Traumatología del deporte en el mundo y director de la Clínica Cemtro, también es profesor titular de Embriología y Anatomía.

Esta vocación por ir más allá de la mera reparación de lesiones articulares y tejidos le ha conducido a asociarse con Juan Carlos Izpisúa en la aventura de dar al homo sapiens una segunda oportunidad: "Vamos a limpiar los genes de toda huella negativa para poder volver a empezar".

Odia los términos rejuvenecimiento o que equiparen su trabajo con una mera intervención de cirugía estética para devolver la juventud a un cuerpo vivido, "es más bien resetear, re-crear [insiste en expresarlo con el guion de por medio], tener la oportunidad de que esas células vuelvan al inicio sin posibilidad de fallos o degradación". En definitiva, vivir. ¿Más? Puede que sí, pero en mejores condiciones. Y sobre todos esos cambios, esa evolución, va El último Sapiens, (Esfera de los libros), en el que ha participado con el periodista José Antonio Ruiz, su autor principal.

¿Estamos ante una suerte de lectura que nos conduce a una medicina de ciencia ficción o ya estamos cerca de cambios evolutivos a una nueva etapa?

 Nos gusta decir que hemos hecho ciencia y divulgación científica. Hemos querido que la sociedad entienda el momento que vivimos y las necesidades que existen. Hay mucho trabajo en el campo de la regulación de todos los avances que se están produciendo y debemos poner el foco en ello: se está jugando con los bancos de genes en los laboratorios. Los gobiernos deben tomar medidas y controlar el trabajo que se realiza. Estamos ante un cambio evolutivo que, hasta ahora, como había determinado Darwin, había sido lento.

Suena a inmediato. Puede que en pocos años veamos los resultados de todas las pequeñas revoluciones que tienen lugar hoy en los laboratorios. ¿Será posible?

En un laboratorio se puede cambiar la especie. Y este es un mensaje esencial que nos tiene que hacer conscientes de la magnitud del tema. ¿El virus de esta pandemia pudo salir de un laboratorio? Mucho debate generó esta duda. ¿Es cierto? Yo no lo creo, pero es una teoría plausible. Un ejemplo que yo pongo es ver los melocotones actuales, son preciosos y perfectos, ¿verdad? Pero no saben a nada. En el juego de los genes puede darse una modificación de la especie que no había ocurrido en años. Por eso las agencias reguladoras y los gobiernos tienen que crear los marcos legislativos para que se den en las condiciones adecuadas. Porque se podrá hacer una nueva estirpe cambiando genes.

Estamos hablando de pasar de abordajes concretos, como los que hace usted en el ámbito de la Traumatología, a otros más generales, ¿cierto?

Nosotros hemos trabajado bastante en el gen, en las lesiones del aparato locomotor, como en la artrosis y la lesión muscular. Como ejemplo le pongo las células que intervienen en la artrosis en mi nieto y en mí. En su organismo, estos genes están limpios, sanos sin huellas de una vida vivida mal o bien; en los míos encontramos el paso del tiempo y el impacto de cómo he vivido (dieta, ejercicio...). Pues bien, la idea es limpiar en los segundos ese desgaste y devolverlos a su estado inicial, pero en organismos que han vivido años.

Pero, ¿modificando genes?

No. Ahí está la clave. Actuamos sobre el epigenoma, lo 'limpiamos'. Y aquí viene el error común: no rejuvenecemos nada, sólo actuamos para mejorar la funcionalidad. No se trata de ser más jóvenes, sino vivir mejor. ¿Más? Puede. Pero hacerlo bien, sin la enfermedad asociada al paso del tiempo. Cambiar el epigenoma no conlleva los problemas éticos de los genes y sí está permitido. ¿Esto me va devolver años de vida? Me va a facilitar enfrentarme a procesos en mejores condiciones, sin arrastrar enfermedades, porque mis genes están 'atrapados' por lo que han vivido. Para que me entienda: morir joven lo más tarde posible.

Por eso, aquí la gente confunde inmortalidad y rejuvenecimiento con todo su trabajo.

No hacemos cirugías estéticas, sí reparamos funciones, tejidos, mecanismos... Claro que si abordamos determinados estructuras celulares mejora la piel, puede, pero ese no es el objetivo de Altos Labs.

Sería como si a una persona centenaria le devolvieran la facilidad para andar o librarse de los dolores matutinos...

Correcto. Una mujer de 101 años no podría volver a ser madre, porque ya no está en ese punto, pero se libraría de las enfermedades asociadas al paso del tiempo.

Y, ¿estamos cerca de que los pequeños logros que van consiguiendo en este camino se hagan realidad?

¿Llegar al cambio evolutivo sin que nos demos cuenta? Sí. Por eso la importancia de regular la investigación. Porque investigar es vital, pero con cuidado. La sociedad tiene que saber la importancia de esta actividad y apostar por ello, quien no lo hace se empobrece.

Con todo esto, estamos ante avances que empiezan a ser de todo menos ciencia ficción...

Aún quedarán algunas generaciones antes de estos cambios. Pero la realidad es que estamos más cerca del salto evolutivo como especie. Porque todo va más rápido de lo que pensamos. Ahora trabajamos con un nuevo concepto: el metaboloma.

-¿En qué consiste?

En vez de trabajar sobre el epigenoma, vamos más allá y abordamos los metabolitos. Podemos dirigirlos en nuestros tejidos. Una herramienta a la que las agencias reguladoras no van a poner muchas pegas y que nosotros vamos a usar para devolver el equilibrio interno a los tejidos con seguridad.

Al final, del gen al epigenoma al metaboloma... los cambios se suceden rápido. ¿Han influido los recursos tecnológicos?

Claro, por supuesto. Ahora todo es más sencillo. Un ejemplo práctico lo encontramos en el mundo del motor: hemos pasado de los motores de explosión a los eléctricos... Todo evoluciona con los recursos actuales.

¿El futuro está ya aquí?

Ya estamos ante muchos avances. Vamos a ver la célula como medicamento, ya se da en muchas terapias (Traumatología, Oncología...). Pero va a ir más allá: a la célula de un diabético que no produce insulina y le hace depender de la química. Vamos a repararla, a reconducirla, y que esa persona no dependa de un fármaco.

 

Madrid

Actualizado Jueves, 14 julio 2022 - 04:40

DIARIO EL MUNDO

Hemeroteca de Antonio Pozo Indiano

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