Antonio Pozo Indiano
Ahora se habla mucho de lo funcional ; se revisa la organización del trabajo , la disposición de las plantas industriales
, la distribución del espacio de las
viviendas . Todo - se reitera y se justifica – para que sean mas
funcionales , es decir para que sirvan
mejor a sus fines , para que la
industria alcance mayores rendimientos ,
para que las casas sean más cómodas y agradables con el menor gasto .
Algo es funcional , pues , cuando en su disposición y forma se atiende de manara singular a los fines para que esta hecho. Comprendemos bien que si
llénasenos nuestros bancos de
trabajo de nuestro taller de incrustaciones de nácar u otros adornos , resultarían muy bonitos ,
pero no servirían de nada , pues , a la primera vuelta de volante , o al primer
golpe de martillo, se estropearían .
Comprendemos
que si un camión o un tractor
,concebidos como están para el
transporte pesado o para el trabajo de
la tierra, los empavesaremos con mil banderas
de colores o los llenásemos de campanillas, podrían servirnos para una cabalgata
o para una fiesta , pero no para lo que están hechos. El
atender a la función implica necesariamente suprimir al máximo lo
superfluo o innecesario.
Decir que la autoridad es
eminentemente funcional significa que su misión
consiste primordialmente en dirigir la sociedad hasta su fin .
La consecución del bien común y la conservación del orden social en la
paz y en la justicia están por
encima de todo, y la autoridad será
tanto más funcional en la medida de su eficacia en este sentido.
Por ello, cuanto más funcional , cuanto más
ordenada para la realización sea la autoridad , más clara será su
justificación .
El bien común se
convierte en la justificación moral y en la legitimación jurídica de la autoridad política.
El bien común
es el fin primordial de esa sociedad superior que , por resultar de la integración de toda clase de personas y de grupos sociales menores, llamamos
sociedad política . El bien común es la causa final de toda legislación y de la prerrogativa más excelsa
de la autoridad y del poder , en cuyo ejercicio encuentran a quienes la
desempeñan la más alta y digna de las
tareas.
Decir el bien común se convierte
en la legitimación
justificadora de la
Autoridad significa que toda ley ha de derivar su poder autoritario de la relación , directa o indirectamente ,
tenga con el bien común , de tal modo que ,como Santo Tomás dice : “ La Ley que no se refiera al bien común es más violenta que Ley ,y , por tanto , no
puede obligar “.
Todo esto me lo enseñaron cuando tenía 17 años
Antonio Pozo Indiano ( Demócratas Españoles)
Autor del texto: José M. Poveda Ariño
Ni
todos los que tienen los ojos cerrados están dormidos. Ni todos los que tienen
los ojos abiertos pueden ver.
Lo que pasa , es que la consecución del bien común y la conservación del orden social , no interesa a todo el mundo , ya que para alcanzar el poder , mantenerlo y terner un grupo de seguidores que no te juzguen por lo que haces realmente y te voten solo importando que no gane el contrario , hace falta crear tension como sea . Solo tenemos que recordar los que le dijo Zapatero a Gabilondo : ' Nos conviene la tensión '
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