Antonio Pozo
Indiano
Estamos
viviendo hoy en una sociedad en la que abundan como hongos los eufemismos,
los equívocos, las ambigüedades, las verdades a medias y a veces
las mentiras.
Si
reflexionamos un poco, caemos en la cuenta que no se trata de hechos
esporádicos, sino que es algo que nos envuelve todos los días. Pero
hay algunas áreas donde este estilo de relaciones se ha instalado especialmente
en el mundo de la política, y lo constatamos diariamente en la prensa
de distintas tendencias y en las tertulias de las distintas cadenas de televisión,
en Internet y en todas las nuevas redes sociales de comunicación.
Y otro de
los ámbitos en los que más proliferan los eufemismos, los equívocos, las contradicciones
y el cinismo en todo aquello que se refiere a las amenazas de la vida
humana en su fase de vida incipiente, bajo múltiples formas cada día
más sofisticadas y más agresivas.
Y todo
esto ¿para qué?, pues para ocultar la realidad desnuda y dura
porque entonces no sería aceptada. Desfigurar y tergiversar la verdad con
disimulo o disfraz, enmascarar, camuflar y encubrir la mentira bajo una falsa
apariencia de verdad. Se trata en último término de manipular a las personas
mediante la manipulación del lenguaje.
Normalmente esto
no se hace de manera improvisada, sino todo lo contrario. Se hace con campañas
intencionadas con objetivos concretos, bien programadas, bien
orquestadas, promovidas y subvencionadas de una manera o
de otra. Cada día se va percibiendo con más claridad en nuestra sociedad como
un cierto hartazgo de tantas verdades a medias, de tantas ambigüedades,
de tanta hipocresía y cinismo y consecuentemente de tanta confusión y
desorientación.
Es
necesario y urgente recuperar la dignidad y el valor y la centralidad
de la persona humana como primer valor, ya que la persona es el sujeto,
el centro y el fin de toda la actividad social. Hoy estamos
cayendo en una gran idolatría del dinero, del poder y del placer
por encima de todo, a costa de lo que sea y caiga quien caiga.
Tenemos que
darnos cuenta que la política, la economía, los partidos
políticos etc. deben de estar siempre al servicio del hombre, de todo el
hombre y de todos los hombres, sobre todo de los más débiles y desprotegidos
y de los más pobres.
Los partidos
políticos no son un fin en sí mismos, sino unos medios para
servir mejor a la comunidad. Los dirigentes políticos no son los “dueños de la finca”. Son
elegidos para estar al servicio de la comunidad local, autonómica o
nacional. Pero nunca para servirse de sus cargos y convertirse en
agencias de colocaciones, distribución de prebendas y privilegios
o en beneficio propio, porque esto sería una perversión y una adulteración
de su razón de ser: estar al servicio de la comunidad.
Sobran
los políticos carcomidos por el egoísmo, la ambición y la codicia.
Sobran los políticos trepadores, arrivistas. Últimamente, entre los que
se autodefinen como "nuevos" y "limpios",
proliferan los amiguismos, los nepotismos y los “dedazos”.
Eso sería
una perversión y adulteración de la propia profesión. Ante
tanta confusión y desorientación, tenemos que ir a una renovación urgente, a un
cambio profundo, no de sillones o de palabras vacías, sino de actitudes:
de dialogo, de encuentro y compromiso, de auténtico compromiso. Y
esto no de boquilla, sino con hechos concretos buscando siempre el bien
común.
Publio Escudero
Herrero
Los partidos
políticos no son un fin en sí mismos, sino unos medios para
servir mejor a la comunidad. Los dirigentes políticos no son los “dueños de la finca”. Son
elegidos para estar al servicio de la comunidad local, autonómica o
nacional. Pero nunca para servirse de sus cargos y convertirse en
agencias de colocaciones, distribución de prebendas y privilegios
o en beneficio propio, porque esto sería una perversión y una adulteración
de su razón de ser: estar al servicio de la comunidad.
Estoy tan de acuerdo que no puedo añadir nada. Ora bien, apercibo en el mundo y sobre todo en ésta nuestra España querida, que precisamente, se está haciendo lo contrario, y con cierto éxito para por ejemplo las cadenas de Telebasura y editoriales tendenciosas, lavadoras de cerebros...etc.
ResponderEliminar