Un estudio ha analizado los contagios ocurridos en tres familias que comieron en mesas contiguas en un restaurante y ha concluido que el aire acondicionado jugó un papel clave en la transmisión
Quedan todavía unas cuantas semanas (tal vez meses) para poder
salir a cenar a un restaurante o tomar algo en un bar. Francia ya avisó de que
no los abrirá hasta julio y en España aún estamos pendientes de fecha, pero
probablemente tampoco los vamos a pisar hasta el verano. A las oficinas
regresaremos antes y allí nos esperará, igual que en bares y
restaurantes, un aparato del que los investigadores empiezan a sospechar: el
aire acondicionado. Un nuevo estudio ha analizado en China los contagios ocurridos en tres
familias diferentes que comieron en mesas contiguas en un restaurante y ha
concluido que el aire acondicionado del local pudo ser el factor clave que hizo
que todos cayeran enfermos. Para virólogos y epidemiólogos, es una "nota
de atención" sobre la que habría que investigar más. ¿Hay que preocuparse?
El estudio ha captado la atención de los especialistas de salud
por aparecer publicado esta semana en 'Emerging Infectious Diseases', la revista de los centros para el Control y
la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, una publicación entre las más
fiables y prestigiosas, cuyos 'papers' son revisados por otros
investigadores antes de ver la luz. Es el caso de este trabajo elaborado por 10 científicos
chinos, muchos investigadores en el CDC de Cantón, que han analizado los casos
de 10 infectados con Covid-19 de tres familias diferentes que coincidieron para
comer en el mismo restaurante de Cantón el pasado 24 de enero.
El local era muy parecido a la gran mayoría de restaurantes del
país: mesas a poco menos de un metro de distancia, sin ventanas y con
aire acondicionado. A una de esas mesas, se sentó el paciente
A1 con otros cuatro miembros de su familia. A cada lado, otras dos familias, la
C y la B, se disponían también a comer. En total, 21 comensales de los cuales
10 acabarían infectados por coronavirus en ese mismo restaurante.
El comensal A1, confirmado como el paciente 'cero' o 'índice',
había regresado de Wuhan con su familia el día anterior. Horas después de
comer, ese mismo 24 de enero, comenzó a mostrar los primeros síntomas de fiebre
y tos. Días después, otros nueve comensales de las tres familias cayeron
también enfermos por el virus. Un total de 83 clientes comieron en el
restaurante pero solo 10 se contagiaron, justo los que estaban alrededor
del paciente A1 y bajo el flujo de entrada y salida de la máquina de aire
acondicionado.
La única fuente conocida de exposición [al virus] para los
afectados en las familias B y C es el paciente A1. Del análisis de las posibles
rutas de transmisión, hemos concluido que la causa más probable de este brote
es el contagio por gotas respiratorias. Sin embargo, esta no puede ser la única
explicación", señala el estudio. Las gotículas que pueden transportar el
virus (de un tamaño mayor a cinco micras) permanecen en suspensión en el aire durante
un corto periodo de tiempo y viajan distancias muy cortas, generalmente a menos
de un metro. Sin embargo, las gotículas más pequeñas (de menos de cinco micras)
liberadas al hablar y vaporizadas en el aire "pueden permanecer
suspendidas más tiempo y viajar distancias más largas, de más de un metro
(...). Hemos concluido que en este brote la transmisión por gotículas fue
favorecida por el aire acondicionado. El factor clave de
infección fue la dirección del flujo del aire (...) desde la mesa C a la A y
luego a la B y de vuelta a la mesa C".
El estudio asegura por tanto con certeza solo una cosa: los
nueve pacientes de las tres mesas se contagiaron por contacto con el paciente
A1. Y lanza una hipótesis: el aire acondicionado pudo jugar un papel clave en
el contagio de varios de esos nueve infectados. ¿Posible? "No me parece nada descabellado
lo que plantea y es totalmente posible. Hablamos de un virus
que se transmite también por vía aérea. Si quedan partículas con virus en
suspensión y hay un flujo de aire que transporte las partículas, es posible que
eso facilite el contagio", señala a Teknautas el virólogo Javier Buesa,
profesor del departamento de Microbiología de la Universidad de Valencia.
Buesa, sin embargo, señala varias limitaciones del estudio que hacen sus hipótesis aún muy prematuras. "Hay lagunas e inconsistencias sorprendentes para una revista como 'Emerging Infectious Diseases', que es muy seria y prestigiosa. Por ejemplo, errores como que el paciente A5 aparece en el gráfico pero no lo contabilizan en el texto. O que el paciente B2 en el gráfico inicia su enfermedad el 5 de enero cuando en las tablas se indica que es el 3 de febrero. Luego hay hechos extraños. Ninguno de los camareros se ha infectado, lo cual es sorprendente, ya que circulan entre las mesas. También es raro que se infecte el A3, justo al lado del paciente cero, pero no la otra persona que está a su izquierda. O que el comensal de la mesa B, sentado justo al lado del ventilador de salida, por donde se supone que sale parte del aire contaminado, no se haya visto infectado", explica.
Los propios autores del estudio no esconden las limitaciones del
mismo. Explican que la principal es no haber realizado un estudio experimental para simular los flujos
de aire en un espacio cerrado similar al del restaurante.
También contemplan escenarios alternativos en los que las familias se hayan
contagiado entre ellas. El paciente B1, el primero de esa familia en caer
enfermo, se contagió en el restaurante pero pudo haber infectado a B2 y B3 más
tarde. Y el paciente C1 (cayó enfermo el 31 de enero) pudo enfermar mientras
cuidaba del C2 (que enfermó el 27 de enero)
Buesa añade otra limitación clave: "No secuencian los genomas de
los virus de los pacientes para demostrar que es la misma cepa de virus la que
infecta a todos. Los estudios de epidemiología genómica son muy útiles en estos
casos", explica. Sorprende también que el test PCR de seis muestras de
restos del interior y zona exterior del aire acondicionado diera negativo.
"Dicen que da negativo, pero no explican cuándo hicieron las muestras, si
transcurrió mucho tiempo desde conocerse las infecciones, etc. Esto es
importante. Si el PCR del aire acondicionado da positivo, es una señal de
alarma, pero habría que hacer estudios más detallados para concluir algo con
certeza".
Pese a las limitaciones del estudio, Buesa considera que da suficientes indicios como
para servir de "nota de atención para estudiar más a fondo el asunto".
"No solo por los restaurantes", explica, "también por los miles
de oficinas. En la mayoría de ellas, las ventanas están bloqueadas, se respira
constantemente el mismo aire viciado que entra y sale de los aires
acondicionados. La ventilación es clave para reducir el riesgo de
contagio", señala.
Jesús Molina, epidemiólogo y médico especialista en medicina
preventiva, coincide con Buesa en la relevancia del estudio, pero también en
las cautelas. "Es una investigación muy interesante y parece totalmente
posible que un aire acondicionado aumente las posibilidades de contagio. Pero
se necesita más investigación para confirmarlo", explica. Para este
especialista, las medidas de separar las mesas en oficinas y restaurantes para
que haya al menos un metro y la ventilación serían de momento suficientes. Buesa
aboga por ir más allá. "Hay expertos en higiene laboral y funcionamiento del aire
acondicionado que deberían analizar esto en detalle. En
verano, estas máquinas funcionan en todas partes. ¿Es aconsejable reducir la
potencia del aire? ¿Orientarlos de una forma concreta en locales pequeños? Son
aspectos que se deberían estudiar en profundidad".
DIARIO EL CONFIDENCIAL ESPAÑA
17 de Abril 2020
HEMEROTECA DEL CONDE YNDIANO DE BALLABRIGA.
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