Antonio Pozo Indiano
Si la igualdad de la personas
ante la ley es postulado fundamental de
toda justicia , la igualdad de los españoles en la vida nacional viene exigida
por la misma justicia y afirmada
necesariamente por todo programa de
convivencia.
El orden justo , lugar
común de toda convivencia pacífica , es
la labor conjunta de gobernantes y
gobernados . Sin él , cualquier empresa política carecería de sentido.
La promoción y defensa del
orden justo está en la médula de la acción
política del Estado ; pero la exigencia
de la justicia social implica el
deber de cooperar a su satisfacción .
Los cauces están
perfectamente determinados . Los órganos
de representación de la instituciones
naturales , familia , sindicato o asociación profesional- están abiertos para
todos. Y lo mismo puede cooperarse
sirviendo fielmente la vocación política que exigiendo o criticando
razonablemente.
Hablar de la sociedad y del
deber de cooperar puede a veces parecer algo abstracto , como si la sociedad
estuviese “ en el aire “ y los deberes
se albergaran entre la letra de
un aburrido trabajo de Moral. Pero la comunidad nacional que llamamos
España tiene una realidad tan viva y concreta
como nosotros mismos . Somos
nosotros quienes la formamos.
La perfección de la
comunidad nacional como sociedad
organizada será tanto mayor
cuánto más concretos y
diversificados sean sus servicios y funciones que sus miembros desempeñen.
Igual en la gestión
política directa que en la
administrativa , o en la simplemente
profesional o privada . Y dentro
de cada gestión , en diversas especies de funciones.
Las necesidades en todos los
órdenes son numerosas . Bienes
materiales , sociales y culturales que promover , producir y administrar.
Todos los órganos e
instituciones del Estado desempeñan
funciones propias.
Pero también la sociedad y las personas particulares , con
independencia de sus posibilidades
representativas , han de desempeñar
funciones ordenadas a la perfección
de la comunidad nacional , pues la promoción de toda clase de bienes les pertenece , naturalmente . El
aumento de la riqueza , las realizaciones sociales y la evaluación cultural son funciones en las que el Estado sólo puede intervenir subsidiariamente. Y ha
de ser en torno a las empresas y a la agrupaciones sociales menores como se han
de articular dichas funciones.
INTERÉS POR LOS PROBLEMAS GENERALES
No puede interesarse por el
bien de todo quién no se sienta , por encima
de cualquier eventualidad o resultado , miembro del conjunto. Para la solidaridad reza el dicho de que “
Hay que estar a las verdes y a las maduras “. Lo contrario es egoísmo.
Participar en la vida y los bienes de la comunidad como exigencia social jurídicamente reconocida supone , solidariamente cuando menos , interés por los problemas
generales.
Como problemas generales , nos afectan ; y si nos afectan , forzosamente , poco o
mucho , nos han de interesar . La falta de interés , la indiferencia por los problemas comunes , sobre poner al
desnudo el defecto de la insolidaridad ,
es causa de retraso en todos los
órdenes.
Por último , no se puede olvidar que , a medida que la conciencia social progresa , el
aislamiento se hace cada vez más difícil . El
interés propio y el general y colectivo
se encuentran íntimamente enlazados.
En la gran empresa de la Convivencia nacional
no puede dejar de haber
Intereses comunes.
Para la solidaridad reza el dicho de que “ Hay que
estar a las verdes y a las maduras “. Lo contrario es egoísmo.
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