El peligro del mayor
cementerio nuclear del mundo: los submarinos perdidos del Ártico
Antonio Pozo Indiano
Desde hace años, Rusia destina una gran partida de dinero a limpiar los
desechos nucleares de sus submarinos en el mar de Kara ante una amenaza de
desastre inminente
El Ártico es una de las zonas del planeta que más interés suscita entre las
grandes superpotencias de la
actualidad: Estados Unidos, China y Rusia. Una región que cada vez pierde más
hielo a causa del calentamiento global. Los últimos informes apuntan a que este vasto océano helado del Polo Norte podría
derretirse casi en su totalidad para 2035, lo que aviva las ambiciones
de estos tres países por controlar su territorio y crear una poderosa
ruta comercial. Por no hablar de las enormes reservas de petróleo que guarda en
su interior. De ahí que el actual secretario de Estado de Estados Unidos, Mike
Pompeo, haya llegado a llamarlo "los canales de Suez y Panamá" del
siglo XXI.
Pero aparte de hidrocarburos, las tripas del Océano Ártico esconden la que
podría ser la gran amenaza nuclear de nuestra época: al menos 14
reactores y varios submarinos nucleares descansan en su fondo, desgastados
por el paso del tiempo y la corrosión del agua, según apunta un reciente artículo
sobre el tema publicado en 'Popular Mechanics'. Es solo cuestión de tiempo de que esta degradación sostenida provoque que
el agua se abra camino hacia el uranio que yace ahí abandonando, provocando un
desastre ambiental sin precedentes que hiciera la zona inhabitable e
inaprovechable.
La sonrisa de Putin en el polvorín de hielo: la nueva Guerra Fría se
calienta en el Ártico
Nuria Vila. Malmö (Suecia)
Hace décadas la antigua Unión Soviética comenzó a usar el mar de Kara,
localizado al norte de Siberia, como vertedero para alojar desechos nucleares.
Según la revista anteriormente mencionada, hay miles de toneladas de material
nuclear cuya radioactividad superaría seis veces y media a la liberada en
Hiroshima. En la actualidad, este hecho es una de las mayores
preocupaciones de Vladimir Putin, ya que un solo reactor submarino en
descomposición podría infectar de energía radioactiva las poblaciones locales,
estropeando la explotación pesquera y petrolífera. Thomas Nilsen,
editor del periódico 'Barents Observer', ha estimado que dentro de unos años el
Ártico será "con mucho, el océano más nuclearizado del
planeta", en declaraciones recogidas de un artículo de 'The Guardian'.
¿Estamos al borde de una nueva explosión nuclear en las inmediaciones del
Ártico a causa de este gran cementerio de submarinos y reactores? Los rusos
recuerdan el accidente de la bahía de
Andreyeva, en la región de Murmansk,
ocurrido en febrero de 1982. Hoy, varias décadas más tarde, la zona
todavía no ha sido limpiada completamente, a pesar de la enorme financiación
internacional con la que ha contado Rusia. Es más, se espera que hasta 2023 no
se lleve a cabo la limpieza del epicentro del desastre, según informa 'Barents Observer'.
Una enorme complejidad
Los submarinos nucleares tienen una vida útil muy corta teniendo
en cuenta lo mucho que cuesta fabricarles y la complejidad de su funcionamiento.
Los más antiguos se enfrentan a décadas de corrosión. Además, es muy arriesgado
acceder a las inmediaciones de aquellos que van propulsados con energía
nuclear, puesto que los riesgos de un accidente son altísimos, por lo que
deshacerse de ellos y limpiar sus restos del fondo oceánico no es tarea
nada sencilla a pesar de todos los avances científicos. Al fin y al
cabo, Rusia es el país que históricamente más ha desarrollado este tipo de
ingeniería militar desde la segunda mitad del siglo XX. En su apogeo, a
mediados de la década de 1990 y una vez disuelta la Unión Soviética, contaba
con 245 submarinos de propulsión nuclear, 180 de las cuales estaban equipados
con reactores duales y otros 91 de misiles balísticos de largo alcance
con cabezas nucleares.
En marzo del
año pasado, las autoridades rusas cifraron en 330 millones el coste económico
para extraer material y desechos nucleares del océano
Estos cementerios de submarinos soviéticos se encuentran mayoritariamente
en la ciudad portuaria noroccidental de Murmansk, en la llamada Flota
del Norte rusa, a aproximadamente 900 kilómetros al oeste de los
vertederos nucleares del mar de Kara. Al margen oriental, también se encuentra la
Flota del Pacífico, con sede en Vladivostok, justo encima de Corea del
Norte. Con el tiempo, y a medida que quedaba más cerca el final de la Guerra
Fría, esta fuerza militar se fue abandonando. Los submarinos
de la clase Echo, fabricados alrededor de 1960, quedaron obsoletos y pasaron a
ser enterrados en las profundidades marinas. Ahora, están poniendo en peligro
el futuro del Ártico, no solo medioambiental, sino también su explotación
comercial y petrolífera, que se espera que en los próximos años juegue un papel
geopolítico crucial.
Una partida económica ingente
Al menos 14 reactores de buques antiguos de la Flota del Norte fueron
arrojados al mar de Kara. Según el medio de comunicación 'Bellona', también se vertieron 735 piezas de maquinaria pesada contaminada de
energía radiactiva, así como 17.000 contenedores de material nuclear
peligroso que ahora es parte del desecho radiactivo que más preocupa a
los rusos de cara al futuro. En marzo del año pasado, las autoridades rusas
estimaron que el coste económico para recuperar este material nuclear y
extraerlo del océano será aproximadamente de 330 millones de dólares (alrededor
de 270 millones de euros).
Submarino nuclear ruso Dmitry Donskoy.
A la par, Rusia está enviando cada vez más tropas a las regiones ártica
para salvaguardar sus posiciones estratégicas de cara al futuro y a sus máximos
competidores, China y Estados Unidos. El país asiático, en
concreto, ha invertido cerca de 90.000 millones de dólares (74.147
millones de euros) en extender su marco de influencia en el Polo Norte y para
establecer bases militares y petrolíferas. Y mientras tanto, de telón de fondo,
el derretimiento del hielo progresa a pasos agigantados, aumentando la ambición
de estas tres superpotencias en base a sus intereses energéticos y comerciales.
Por
22/01/2021 - 05:00
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