Investigadores españoles arrojan luz sobre la
resistencia de los rapa nui tras la deforestación de la Isla de Pascua
Antonio Pozo Indiano
La Universidad Pompeu Fabra y la Autónoma
de Barcelona han participado en un estudio que ha descubierto que siguieron produciendo
pigmentos rojos en grandes cantidades, lo que desmontaría la teoría del colapso
Al bajar a tierra, encontraron las colosales y
enigmáticas esculturas moais y
también a un pequeño número de indígenas. Por aquel entonces, la isla se había
quedado sin árboles, por lo que la civilización de los rapa nui se fue encaminando
hacia su práctica desaparición.
Cuándo y cómo sucedió su colapso supone
el otro gran misterio que ha acaparado el esfuerzo de los investigadores a lo
largo de la historia. La teoría más extendida es que se produjo en torno al siglo
XVII, tras una catástrofe ecológica, cultural y demográfica.
Pero la cronología de estos sucesos se ha mantenido envuelta en ambigüedades
hasta nuestros días.
Ahora, un nuevo estudio, liderado por el Museo
Moesgard de Dinamarca y en el que ha participado la Universidad Pompeu Fabra,
la Autónoma de Barcelona, la de Goethe de Fráncfort del Meno y la de Kiel, en
Alemania, arroja luz sobre la continuidad cultural de los rapa
nui tras el comienzo de la deforestación a través de una minuciosa investigación de pigmentos
rojos usados por la civilización durante siglos.
«Aún no se ha determinado para qué se
utilizaron. Sin embargo, está claro que el color rojo se consideraba
sagrado en la Isla de Pascua. Representaba poder espiritual,
fuerza física y fertilidad», asevera Marco Madella, especialista en
arqueología medioambiental de la Universidad Pompeu Fabra que ha participado en
la investigación. Pese a que la presencia de este pigmento estaba bien
documentada por los científicos, su origen y posible proceso de
producción no estaban claros.
Hierbas secas como combustible
Los equipos del Museo Moesgard y la Universidad de
Kiel ya habían documentado la existencia de cientos de pozos que
contenían restos de estos pigmentos en varios puntos de la isla. Se dataron
entre los siglos XIII y XV, después del inicio de la deforestación
de la isla y antes de la primera llegada de los europeos, y se documentó que su
fin era su elaboración y se sugería que hubo una producción de
pigmentos a gran escala en la isla.
Ahora, el nuevo trabajo arqueológico ha hallado más
pozos en puntos diferentes de Rapa Nui, por lo que «su presencia era mucho más
común en la isla», señala Madella. En este estudio, cuyas conclusiones se han
publicado en la revista científica «The Holocene», el material analizado fecha
los construcciones en el período entre el siglo XV y el XVII. De
este modo, la producción y almacenamiento de pigmentos continuó en un volumen
considerable después de la deforestación, por lo que las conclusiones
apoyan la continuidad cultural en Rapa Nui en lugar del colapso.
A pesar de que se desconoce con exactitud su fin, «es
posible que se hubieran utilizado para para pintar el cuerpo, porque su fina
consistencia hace que sean fáciles de aplicar sobre la piel. Otro uso podría
haber sido la decoración de imágenes de piedra o para pintar
parte de los moai», aventura el científico, que señala que esto apoyaría el
hecho de que lo necesitaran elaborar en abundancia.
Esta investigación ha podido identificar además por
primera vez cómo se producían los pigmentos en las construcciones halladas. El
equipo de Madella ha analizado los fitolitos, unas partículas
microscópicas de sílices opalina (igual que el vidrio) que se forman en las
células vegetales. Su estudio ha mostrado que el pigmento rojo se
basa en el óxido de hierro hematita, que los rapa nui
produjeron en estas construcciones calentando la roca, que después
era triturada.
«La evidencia del uso del fuego para procesar las
piedras proviene de material vegetal carbonizado, que se encuentra en capas de
color oscuro en todo el pigmento rojizo que rellena los pozos», apunta este
especialista. Los habitantes de la Isla de Pascua ya habían talado gran parte
de sus bosques, por lo que la madera apenas estaba presente como combustible.
En su lugar, los Rapa Nui utilizaban grandes cantidades de hierbas
secas.
Los pozos donde se elaboraba también
funcionaban como almacenaje y algunos de ellos tenían una especie de
tapón para proteger el contenido. «Es posible que la producción de pigmentos
se concentrara en determinados momentos del año (por ejemplo,
cuando las hierbas utilizadas como combustible eran más frecuentes y estaban
más secas) y después lo producido se conservaba en el mismo lugar», puntualiza
Madella.
También siguieron construyendo mohais
Esta investigación sigue la misma línea que un estudio
que se publicaba en el «Journal of Archaeological Science» el febrero del
pasado año. En esta ocasión, los investigadores de la Universidad de Binghamton
y de la Universidad Estatal de Nueva York se centraron en los ahu, las
plataformas ceremoniales sobre las que después se erigían los enigmáticos
mohai.
De acuerdo con sus conclusiones, las piezas
aparecieron antes de su colonización, entre principios del siglo XIV y la
mitad del XV, se incrementaron rápidamente, y que, en contra de lo que se
creía, tuvieron un ritmo constante de construcción que
continuó más allá del contacto europeo en 1722, mucho más tiempo
después de lo que se pensaba anteriormente.
Por tanto, el estudio tampoco encontraba
evidencias de un colapso anterior a esa colonización en la Isla de Pascua. Antes
al contrario, coge fuerza el hecho de que se una a las filas de las comunidades
resilientes que continuaron con sus tradiciones ancestrales a pesar
del impacto de la llegada de los europeos.
DIARIO
ABC
Celia Fraile Gil :13/01/2021
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