Antonio Pozo Indiano
Su valor y su justificación
Es evidente que el carácter diferencial de un ser vivo cualquiera y la materia muerta inerte , es la existencia de una determinada forma ,de una cierta organización.
Todo el mundo sabe
que los alimentos , por ejemplo , carnes, pescados y vegetales , sirven a su finalidad nutricia y de sostenimiento de la salud . en
tanto se mantiene en ellos la fundamental condición de no estar descompuestos , se pudren, se convierten en sustancias nocivas y inservibles , por tanto . No son raras , sobre todo en la estación calurosa , las noticias sobre
intoxicaciones producidas por
alimentos en malas condiciones . Ese
riesgo de descomposición que tanto
preocupa , lo mismo a los consumidores en general
que a todas aquellas gentes
dedicadas a la industria y al comercio
de la alimentación , demuestra sin más
la condición orgánica – organizada –de tales productos alimenticios.
En realidad ,
dichas condición orgánica es el
denominador común de todas
las sustancias portadoras de la
vida .
Este orden , que en nuestro ejemplo advertimos
en los alimentos de origen
biológicos y en los seres vivos en general, no es un orden porque sí ,
ni está mantenido de una forma
espontánea . Si los alimentos no se
conservan de manera adecuada , y en todo caso cuando cualquier ser vivo –
animal o planta – deja de vivir , inmediatamente se inicia su descomposición y se convierte en simple materia , es decir
, se desorganiza , cesa el orden . Para
esto no hay más que una explicación : la vida es el principio según el cual se
mantiene el orden , la cohesión , la
organización de todos estos seres que,
por esto mismo ,llamamos seres vivos . La vida es una fuerza ordenada en todo caso
a la consecución de un fin dentro
de una forma determinada . La
multiplicidad enorme de los seres vivos responde a esa variedad de modos que la vida tiene para alcanzar su primordial objeto , manteniéndose dentro de un orden .
La vida representa así , en su energía
unificadora , el principio más
sencillo y natural de la autoridad.
Si comprendemos
esto , su aplicación a la vida humana
y más concretamente a la
convivencia , la necesidad y el valor de
la autoridad resultan evidentes , pues
la diferencia entre la fuerza vital
mantenedora de la unidad y
organización de los seres individualmente considerados y la de la autoridad en sentido estricto , como principio
organizador de las agrupaciones humanas
, estriba sencillamente en el hecho de que , en el ser humano , junto a lo estrictamente físico y biológico –lo natural - , se encuentra en
el espíritu , que , al dotarle de conciencia , le permite darse cuenta de la necesidad de tal principio , preocupando su respeto y
desarrollo . Quiere esto decir que si
los seres vivos en general – animales y
plantas –este principio actúa de manera
espontánea y sin intervención de tale seres , en los humanos , por su
carácter espiritual , la necesidad y el valor de la autoridad son advertidos , y , en consecuencia , los
seres humanos tendemos ,
naturalmente, a mantener y fomentar dicho principio .
Trasladando este razonamiento al plano de la convivencia , vemos como toda
sociedad , todo grupo social , comporta la tendencia de varios seres inteligentes
hacía un fin común , de modo que
toda unión de este género exige , naturalmente , un principio de
unidad y de orden poseedor , no sólo de
la facultad de mantener la
organización de acuerdo con el fin
perseguido , sino del mismo derecho a
obligar , ante todo , al mantenimiento
de la cohesión del grupo y al perfeccionamiento incesante
de su organización y desarrollo ,
para conducirle así , de manera
segura y eficaz , hacia la mejor
realización de su objeto.
Se comprende , además , como estando reunidos para aprender
que si a la conciencia , es decir , al hecho de darnos cuenta de esta necesidad y al deseo de satisfacerla , no se agrega un
principio capaz de mantener la unidad de todos los elementos que intervienen en la enseñanza y su ordenación
a una mayor eficacia de la misma , fácilmente se perderían
no sólo el interés y la
disposición , sino el adecuado orden , para que con un mínimo esfuerzo y el mayor aprovechamiento del tiempo pudiéramos conseguir nuestro dominio profesional . Y lo mismo en cualquier asociación. En
un club deportivo , por ejemplo , si no actuase este principio unificador y ordenador
de los diversos medios y
elementos necesarios para el logro del
áxito, sobrevendría la desmoralización
desunión de los socios , que en
este caso no sería ni más ni menos que
la descomposición aludida en el ejemplo
de los alimentos.
Este principio es lo que llamamos
autoridad.
La autoridad es tan necesaria para la convivencia , para vivir en sociedad
, como la fuerza vital lo es para el
mantenimiento de la vida en los seres
individuales.
De tal forma es inseparable el principio de autoridad del concepto
de organización social , que sin él
la organización deja de existir y
la convivencia indispensable para la
vida humana se hace imposible.
Crestomatía : Antonio Pozo Indiano
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