Antonio Pozo Indiano
La autoridad como
coordinadora de los miembros de la
sociedad : el capitán del equipo , el jefe de la empresa.
La autoridad , al lado de su
esencial función rectora y de justicia , y como complemento de ella ,
debe tener una función coordinadora ; es
decir , la función de organizar e integrar el esfuerzo común del grupo o miembros de la sociedad , para que
actúen en forma solidaria y cooperen
en la consecución de los objetivos
comunes , y para que , en último término , pueda realizarse el bien común.
Volvamos al ejemplo del
equipo deportivo . Tanto da , por supuesto , que se trate de fútbol , el
ciclismo el hockey etc. Va a comenzar la prueba , y lo primero que vemos es que un jugador de cada equipo se destaca de los demás y saluda al contrario en presencia del arbitro . Dicho jugador-ya
se sabe – es el capitán . Sabemos que su misión no es simplemente representar a su equipo y decidir con el equipo contrario sobre determinadas circunstancias dentro de las reglas del juego . El capitán
del equipo es , fundamentalmente , la
encarnación de la autoridad coordinadora.
Y no sólo en los equipos
deportivos . Cualquier grupo social se caracteriza , como es sabido , por cierta
organización .
Sin organización no podría hablarse ni de equipo ni de sociedad . La organización es , la cualidad fundamental del vivir , de
todo aquello que activamente persigue un
fin.
Pues bien , para que la
organización exista hace falta algo que coordine la acción y las voluntades de los miembros que forman el grupo , que defina y relacione las
funciones de cada uno y disponga su
actuación en cada momento , a fin de que armónicamente se integren
en un esfuerzo y en una finalidad
común . ¿Qué ocurriría si cada
jugador pretendiese llevarse el balón sin contar con sus compañeros? . Pues lo más
probable es que no se consiguiera nada. Todos
sabemos que el individualismo en la
competiciones deportivas da siempre
malos resultados.
Lo que ocurre en el deporte no es ni más ni menos que un caso particular de un hecho general . Misión ineludible de la autoridad es mantener la integración entre los miembros
del grupo.
Quizá donde esto aparezca más claro
sea en las empresas laborales . Toda empresa viene a ser , en el sentido
apuntado un equipo organizado para la
creación de riqueza . Es la forma natural de cooperación humana , en orden a la
producción y al intercambio de bienes
económicos.
En toda empresa hay , antes
que nada , hombres que trabajan . No todos trabajan igual , o de la misma
manera . Su peculiar intervención en los diferentes tiempos del proceso industrial acredita
una especialización determinada . Se comprende que
esta diversificación laboral ha
de observar un orden y acoplamiento.
Pero no sólo en es este
aspecto el que hay que coordinar . En
toda empresa laboral existen , junto al
trabajo , otros dos elementos: El capital , representado principalmente por la maquinaria y medios que las personas manejan , y las
materias sobre las cuales que actúan éstas con su trabajo . De modo
que la coordinación ha de alcanzar a los tres factores :
naturaleza , capital y trabajo . Su desarmonía
provocaría inmediatamente una
disminución en el resultado de una empresa
. Es necesario mantener un orden , y aquí , como en el juego , no basta con
aceptar las reglas.
Reconocido el valor de la
autoridad coordinadora y su necesidad ,
es lógico que esta autoridad ha de ser personal. Pues bien , al frente de la
empresa , organizando y coordinando la acción
de todos los elementos , tanto en el aspecto económico como en el social
, está el jefe de la misma ,el empresario.
La autoridad del empresario , como especie particular de
toda autoridad no puede , naturalmente,
ser abusiva.
Como comunidad humana
que la empresa fundamentalmente es , la autoridad del empresario ha de
concebirse rectamente, como una función al servicio del bien común . Al tener una
triple misión que ejercer , técnica , económica
y social , el jefe de la empresa debe estar
formado , capacitado , para el ejercicio responsable de estas funciones , y , como en
cualquier otro orden de la autoridad ,
la creación o la fortuna no puede justificar por sí solas la ascensión
a un puesto de mando en la Jerarquía del Trabajo.
Crestomatía : Antonio Pozo
Indiano
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