Antonio Pozo Indiano
Hay quienes creen que
tomando leche desnatada reducirán su peso, pero los expertos en nutrición
encuentran matices en esta idea
Vas al supermercado a por leche y en su
pasillo correspondiente encuentras bricks de colores: unos azules, otros
rojos, verdes e incluso morados. No solo las marcas empaquetan de manera
diferente este alimento, sino que este arcoíris también determina los distintos
tipos de leche que hay. Hay quien la prefiere desnatada, otros entera e incluso
están los que la eligen semidesnatada. Sin embargo, la variedad ha crecido
mucho más y también es posible encontrarla sin lactosa, con soja o de
almendras, supliendo a paso acelerado las necesidades de todos los públicos.
Y entre tanta variedad surge la siguiente
duda: ¿cuál es más nutritiva y saludable? Los expertos aconsejan
acudir a un dietista-nutricionista para estudiar cada uno de los casos, ya que
no es igual para todos, y Daniel
Ursúa,
especialista en nutrición, desmonta mitos en cuanto a los tipos
de leche se
refiere. «Tradicionalmente, la industria nos ha llevado a «temer» las grasas y
asociamos el consumir productos con menor cantidad de estas con una mejor salud
o pérdida de peso», cuenta. Sin embargo, la leche
entera es
mucho más completa que la desnatada: «ambas son saludables, pero la leche
entera aporta los nutrientes propios de la grasa y tiene una mayor
densidad nutricional»,
dice.
Al
parecer, no solo son importantes sus componentes nutricionales y su sabor, sino
que en muchas ocasiones hay quien deja de tomar leche entera para tomar
desnatada. ¿El motivo? El falso mito de la pérdida de peso. «Habitualmente este
cambio se realiza cuando se quiere perder peso y reducir el aporte calórico y
graso de la dieta», explica la dietista-nutricionista de Nutrium Paula
Fernández Giménez. «El hecho de pasar de tomar leche entera a leche desnatada
sin cambiar ningún otro alimento de la dieta, provoca una reducción en el
aporte calórico de la dieta. Es decir, al tomar menos calorías, es posible
adelgazar», cuenta. Pero este cambio, al parecer, no será significativo para
todo el mundo: «Será efectivo en personas que consumen mucha leche. Con un vaso
al día, el cambio de leche entera a desnatada no se notará a corto plazo en el
peso».
«Lo
que hay que tener en cuenta es con qué vamos a acompañar esa leche. Si la leche
es entera o desnatada, va a ser lo de menos para perder peso», aclara Daniel
Ursúa, y añade que considera que «es necesario analizar una dieta en su
conjunto y no los alimentos por separado para dar con conclusiones». Además,
concluye: «si a un vaso de leche desnatada le añadimos cacao azucarado,
galletas, cereales, etc., ya no será menos graso que un vaso de leche entera».
«La mayor parte de la leche es agua»
¿Es mejor, por tanto, beber leche desnatada?
En cuanto a beneficios que se pueden notar en los cuerpos que toman grandes
cantidades de leche, se encuentra la digestibilidad. «Personas que toleran
mal las grasas, podrían notar mejoría en su digestión. Sin embargo, la
leche entera contiene más vitaminas, por lo que otros consumidores podrían
sentirse mejor físicamente tomando este tipo de leche, que es más completa. Las
diferencias son poco significativas si no se toma gran cantidad de leche ya que
ésta, tanto si es desnatada como entera, es en su mayor parte agua», aclara Paula Fernández Giménez, experta
en dietas y nutrición. El aporte calórico entre una y otra sí que es
significativo: «mientras que la desnatada la encontraremos con menos de un 0,5%
de grasa, la leche entera tiene entre un 3,5% y un 4% de
grasa»,
informa Daniel Ursúa.
Quiénes deberían, por obligación, tomar leche desnatada
A
pesar de que se tiende a tomar esta leche para perder peso y sin pedir opinión
a un experto, la leche desnatada sí que es aconsejable para un pequeño sector
de la sociedad. «Se recomienda tomar leche desnatada únicamente a aquellas
personas que padecen una patología como mala absorción de grasas u obesidad. En general, la elección debe ser más por
sabor que por propiedades nutricionales», cuenta Paula Fernández. «En población
sana, no hay motivos para evitar la leche entera, más allá del gusto personal
de cada uno. La grasa que nos aporta la leche es muy saludable y la diferencia
de calorías entre una y otra no justifica la pérdida de nutrientes al eliminar
la misma», cuenta Daniel
Ursúa, dietista-nutricionista de Nutrihabits.
Mientras
que se aconseja tomar lácteos desgrasados a personas con obesidad o sobrepeso,
dislipemia o síndrome del intestino irritable, entre otros, hay un sector al
que se recomienda tomar lácteos enteros (yogur, leche y quesos frescos. «Los
niños, adolescentes, personas de tercera edad, gestantes, lactantes, mujeres en edad de menopausia etc.
deberían tomar con frecuencia lácteos y enteros», dice Alma Palau, presidenta
del Consejo General de Colegios
Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.
Por qué debes tomar la leche que más te guste
La dieta de la población en general es rica en proteínas
de origen animal, lo que implica una sobrecarga renal, y ello conlleva una
mayor pérdida de calcio en la orina al metabolizar las proteínas y eso
contribuye a aumentar las necesidades de calcio.
«Lo ideal es consumir entre 2 o 3 raciones de calcio al día, bajos en grasas,
tanto leche como yogures y
quesos. Preferiblemente lácteos fermentados que ayudan a una mejor absorción y
fijación del calcio»,
explica Alma Palau.
En
conclusión, dependerá de la situación fisiológica, del sexo, de la edad y
del estilo de vida de cada individuo
para poder determinar si es más o menos saludable tomar leche entera o
desnatada. «En los estudios nacionales sobre ingesta alimentaria se observa que
el grupo de población que más leche desgrasada toma es de 45 a 65 años, y aumenta
su consumo en mujeres y aumenta en hombres», explica Alma Palau. «Insistimos en
la conveniencia de acudir al dietista-nutricionista para la toma de decisiones
en la alimentación diaria, ya que es diferente en cada persona», aconseja la
experta.
Melisa
González
Diario
ABC 21 de Enero 2020
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