Un escritor fabuloso. El lado más desconocido de Cabeza de Vaca, el
conquistador español que recorrió Norteamérica
Antonio Pozo Indiano
«Desde la isla de Mal
Hado, todos los indios que hasta esta tierra vimos, tienen por costumbre desde
el día que sus mujeres se sienten preñadas, no dormir juntos hasta que pasen
dos años que han criado a los hijos, los cuales maman hasta que son púberes de
edad de doce años… Todas estas tribus acostumbran dejar sus mujeres cuando
entre ellos no hay conformidad, y se tornar a casar con quien quieren; más los
que tienen hijos permanecen con sus mujeres y no las dejan hasta que estos
crecen».
El relato ha sido
escudriñado por historiadores y filólogos para determinar su
verosimilitud. Los hechos narrados parecen los propios de una novela de
aventuras, pero la minuciosidad del entorno descrito es casi la de un
naturalista y demuestra, sin duda, que Cabeza de Vaca recorrió gran parte del sur de Estados Unidos. El que lo hiciera sin derramar una sola
gota de sangre es igual de inverosímil como de probable. Apunta el propio autor
y protagonista de la aventura que él escribió «con tanta certinidad, que aunque
en ella se lean algunas cosas muy nuevas y para algunos muy difíciles de creer,
pueden sin duda creerlas: y creer por muy cierto, que antes soy en todo más
corto que largo, y bastará para esto haberlo ofrecido a Vuestra Majestad por
tal».
Cabeza de Vaca no
podía permitirse episodios ficticios en un libro dedicado al Emperador. Podía
adornar u ocultar los puntos más negativos de su actuación, sin mentir
directamente sobre lo ocurrió en su angustiosa aventura. Poco después de su
regreso a España, el Monarca le ofreció el puesto de adelantado y gobernador
del Río de la Plata y Paraguay. Álvar aceptó volver al Nuevo Mundo y
durante los dos años que estuvo al frente del Río de la Plata acometió varias
expediciones, en las que exploró el curso del río Paraguay con la guía de
indígenas tupís-guaraníes y se convirtió en el primer europeo en ver las
cataratas de Iguazú: «El río da un salto por unas peñas abajo muy altas, y da
el agua en lo bajo de la tierra tan grande golpe que de muy lejos se oye y la
espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en alto dos lanzas y más».
No encontró, sin
embargo, un lugar apropiado para nuevos asentamientos en la selva paranaense,
ni poblaciones con grandes riquezas… Al contrario, lo que el gaditano y sus
hombres hallaron fue una larga sucesión de epidemias, emboscadas y hambre. El
buen trato dispensado por Cabeza de Vaca a los indios, incluso cuando sometió a
varias tribus, y su empeño en hacer cumplir las Leyes de Indias no eran objetivos compartidos por
sus tropas. A la vuelta de una de sus expediciones, los españoles, con la
excusa de que Álvar era permisivo con los indígenas, organizaron un motín
encabezado por Domingo Martínez de Irala, que terminó con la
captura y encarcelamiento del gaditano.
El buen
trato dispensado por Cabeza de Vaca a los indios, incluso cuando sometió a
varias tribus, y su empeño en hacer cumplir las Leyes de Indias no eran
objetivos compartidos por sus tropas
La conjura contra él
le devino en un año de prisión y, en 1545, fue trasladado a España y acusado de
gravísimos cargos ante el Consejo de Indias. Condenado al destierro en Orán, la Corona terminó por indultarlo de su
condena ocho años más tarde. Como en otras ocasiones, los esfuerzos de la
Corona castellana por defender los derechos de los indígenas chocaban con la
codicia de algunos conquistadores, que se comportaban como si el continente y
todos sus seres les pertenecieran. A Bartolomé de las Casas, un
embustero bienintencionado (las cifras de los indígenas fallecidos son del todo
imposibles), y a Cabeza de Vaca se les consideró en esa época los más
destacados defensores de los derechos indígenas en América.
Un
final ingrato
El mismo año en el que
el gaditano publicó «Naufragios», los mejores juristas y teólogos de España
sacaron adelante las conocidas como Leyes de Indias, que en el plano teórico
equiparaba en derechos y garantías a todos los súbditos del nuevo imperio. Lo
que demuestra que las voces de estos inconformistas españoles fueron escuchadas
por los monarcas hispánicos y contribuyeron a un positivo
ejercicio de autocrítica, a diferencia de lo que luego pasaría durante el
periodo colonial protagonizado por otras grandes naciones europeas. Mientras en
España el debate surgió casi al inicio del descubrimiento y colonización de
América, en tanto Bartolomé de las Casas viajó en 1500 a las Indias; el
colonialismo salvaje de Inglaterra y Bélgica necesitó mucho tiempo para que
surgiera una auténtica crítica. No es casualidad que incluso hoy «El
libro de la selva» (1894), una velada crítica al imperialismo británico
escrita por Rudyard Kipling, esté ausente de las lecturas escolares
del Reino Unido.
Los años finales de la
vida de Álvar Núñez
Cabeza de Vaca están envueltos
en la imprecisión. Tras el indulto se estableció en Sevilla y ejerció como juez.
En 1555, publicó en Valladolid «Relación y comentarios», su segundo libro,
donde narra lo ocurrido en su aventura en Río de la Plata. Algunos le sitúan
después como comerciante en Venecia o convertido en prior de un convento
sevillano. Sin olvidar que, en 1522, había contraído matrimonio con una mujer
bien situada entre la nobleza andaluza —su particular Penélope— aunque el largo
peregrinaje en el Nuevo Mundo hace imposible rastrear qué fue
de este matrimonio. En cualquier caso, murió rondando los setenta años en
Sevilla y no regresó por tercera vez a América, territorio del que después de
dos fracasos y tantos años debía conservar un sabor agridulce y cuentas
pendientes.
De sus compañeros se
sabe que Estebanico murió asesinado por los indios en su regreso a Texas;
mientras que Castillo y Dorantes se establecieron en México y allí pasaron el
resto de sus vidas. Los tres demostraron la misma fortaleza física y
mental, casi inhumana, que Cabeza de Vaca y tiraron de igual audacia para
salir con vida, desarmados, esclavizados, hambrientos, enfermos y desnudos, de
donde el resto de sus compañeros perecieron. No obstante, ellos no tuvieron la
capacidad o el talento de escribir un libro sobre su aventura como sí hizo
Cabeza de Vaca, haciendo bueno aquello de una canción argentina de que «si la
historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia».
CESAR CERVERA
Diario ABC-1-2-2021
HEMEROTECA DEL CONDE
YNDIANO DE BALLABRIGA.
Mi Abuelo siempre nos
decía: El Melón
·
Son buenos para dietas de
adelgazamiento por su alto contenido en agua y poco aporte calórico. ...
·
Son buenos para el sistema nervioso y
muscular por su alto contenido en potasio. ...
·
Se recomienda para casos de gota y
reumatismo.
·
Favorece la formación de glóbulos
rojos.
·
Es diurético y algo laxante.
·
Previene el envejecimiento.
La población total de la Región de Murcia es de 1 493 898 habitantes (INE, 2019),5 de los que algo menos de un tercio vive en la capital y la mitad en los municipios de Murcia, Cartagena y Lorca. Comunidad uniprovincial, es no obstante 9ª de España en superficie y la 10ª en población por delante de Aragón o Asturias.6 En su condición de provincia es la 7ª más poblada de las 50 que tiene el país.7
La región es una de las mayores
productoras de frutas, verduras y flores de Europa, contando con viñedos importantes en
los municipios de Jumilla, Bullas y Yecla, que producen vinos con Denominación de Origen. Cuenta así
mismo con un importante sector turístico, concentrado en una costa con
numerosos espacios vírgenes (muchos de ellos amenazados) y que posee la laguna
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(centrado en Cartagena) y la industria
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