LA LUZ DE BALLABRIGA.

LA LUZ DE  BALLABRIGA.
Antonio; Conde Yndiano de Ballabriga

martes, 2 de febrero de 2021

 

Un escritor fabuloso. El lado más desconocido de Cabeza de Vaca, el conquistador español que recorrió Norteamérica


Antonio Pozo Indiano


 A su regreso a España, Cabeza de Vaca escribió y publicó, en 1542, el relato de su aventura en «Naufragios», un texto dirigido a Su Sacra, Cesárea y Católica Majestad Carlos, donde detallaba la vida de los indios sureños, el uso que hacían algunos de un «humo que emborracha», las creencias religiosas y todo lo que vio durante su convivencia con ellos. Las costumbres de algunos de los indios norteamericanos asombraron y desconcertaron a los europeos, a partes iguales:

«Desde la isla de Mal Hado, todos los indios que hasta esta tierra vimos, tienen por costumbre desde el día que sus mujeres se sienten preñadas, no dormir juntos hasta que pasen dos años que han criado a los hijos, los cuales maman hasta que son púberes de edad de doce años… Todas estas tribus acostumbran dejar sus mujeres cuando entre ellos no hay conformidad, y se tornar a casar con quien quieren; más los que tienen hijos permanecen con sus mujeres y no las dejan hasta que estos crecen».

 


El relato ha sido escudriñado por historiadores y filólogos para determinar su verosimilitud. Los hechos narrados parecen los propios de una novela de aventuras, pero la minuciosidad del entorno descrito es casi la de un naturalista y demuestra, sin duda, que Cabeza de Vaca recorrió gran parte del sur de Estados Unidos. El que lo hiciera sin derramar una sola gota de sangre es igual de inverosímil como de probable. Apunta el propio autor y protagonista de la aventura que él escribió «con tanta certinidad, que aunque en ella se lean algunas cosas muy nuevas y para algunos muy difíciles de creer, pueden sin duda creerlas: y creer por muy cierto, que antes soy en todo más corto que largo, y bastará para esto haberlo ofrecido a Vuestra Majestad por tal».



Cabeza de Vaca no podía permitirse episodios ficticios en un libro dedicado al Emperador. Podía adornar u ocultar los puntos más negativos de su actuación, sin mentir directamente sobre lo ocurrió en su angustiosa aventura. Poco después de su regreso a España, el Monarca le ofreció el puesto de adelantado y gobernador del Río de la Plata y Paraguay. Álvar aceptó volver al Nuevo Mundo y durante los dos años que estuvo al frente del Río de la Plata acometió varias expediciones, en las que exploró el curso del río Paraguay con la guía de indígenas tupís-guaraníes y se convirtió en el primer europeo en ver las cataratas de Iguazú: «El río da un salto por unas peñas abajo muy altas, y da el agua en lo bajo de la tierra tan grande golpe que de muy lejos se oye y la espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en alto dos lanzas y más».



No encontró, sin embargo, un lugar apropiado para nuevos asentamientos en la selva paranaense, ni poblaciones con grandes riquezas… Al contrario, lo que el gaditano y sus hombres hallaron fue una larga sucesión de epidemias, emboscadas y hambre. El buen trato dispensado por Cabeza de Vaca a los indios, incluso cuando sometió a varias tribus, y su empeño en hacer cumplir las Leyes de Indias no eran objetivos compartidos por sus tropas. A la vuelta de una de sus expediciones, los españoles, con la excusa de que Álvar era permisivo con los indígenas, organizaron un motín encabezado por Domingo Martínez de Irala, que terminó con la captura y encarcelamiento del gaditano.


El buen trato dispensado por Cabeza de Vaca a los indios, incluso cuando sometió a varias tribus, y su empeño en hacer cumplir las Leyes de Indias no eran objetivos compartidos por sus tropas

La conjura contra él le devino en un año de prisión y, en 1545, fue trasladado a España y acusado de gravísimos cargos ante el Consejo de Indias. Condenado al destierro en Orán, la Corona terminó por indultarlo de su condena ocho años más tarde. Como en otras ocasiones, los esfuerzos de la Corona castellana por defender los derechos de los indígenas chocaban con la codicia de algunos conquistadores, que se comportaban como si el continente y todos sus seres les pertenecieran. A Bartolomé de las Casas, un embustero bienintencionado (las cifras de los indígenas fallecidos son del todo imposibles), y a Cabeza de Vaca se les consideró en esa época los más destacados defensores de los derechos indígenas en América.



Un final ingrato

El mismo año en el que el gaditano publicó «Naufragios», los mejores juristas y teólogos de España sacaron adelante las conocidas como Leyes de Indias, que en el plano teórico equiparaba en derechos y garantías a todos los súbditos del nuevo imperio. Lo que demuestra que las voces de estos inconformistas españoles fueron escuchadas por los monarcas hispánicos y contribuyeron a un positivo ejercicio de autocrítica, a diferencia de lo que luego pasaría durante el periodo colonial protagonizado por otras grandes naciones europeas. Mientras en España el debate surgió casi al inicio del descubrimiento y colonización de América, en tanto Bartolomé de las Casas viajó en 1500 a las Indias; el colonialismo salvaje de Inglaterra y Bélgica necesitó mucho tiempo para que surgiera una auténtica crítica. No es casualidad que incluso hoy «El libro de la selva» (1894), una velada crítica al imperialismo británico escrita por Rudyard Kipling, esté ausente de las lecturas escolares del Reino Unido.

 


  Monumento a Álvar Núñez Cabeza de Vaca, en Jerez de la Frontera.

Los años finales de la vida de Álvar Núñez Cabeza de Vaca están envueltos en la imprecisión. Tras el indulto se estableció en Sevilla y ejerció como juez. En 1555, publicó en Valladolid «Relación y comentarios», su segundo libro, donde narra lo ocurrido en su aventura en Río de la Plata. Algunos le sitúan después como comerciante en Venecia o convertido en prior de un convento sevillano. Sin olvidar que, en 1522, había contraído matrimonio con una mujer bien situada entre la nobleza andaluza —su particular Penélope— aunque el largo peregrinaje en el Nuevo Mundo hace imposible rastrear qué fue de este matrimonio. En cualquier caso, murió rondando los setenta años en Sevilla y no regresó por tercera vez a América, territorio del que después de dos fracasos y tantos años debía conservar un sabor agridulce y cuentas pendientes.

De sus compañeros se sabe que Estebanico murió asesinado por los indios en su regreso a Texas; mientras que Castillo y Dorantes se establecieron en México y allí pasaron el resto de sus vidas. Los tres demostraron la misma fortaleza física y mental, casi inhumana, que Cabeza de Vaca y tiraron de igual audacia para salir con vida, desarmados, esclavizados, hambrientos, enfermos y desnudos, de donde el resto de sus compañeros perecieron. No obstante, ellos no tuvieron la capacidad o el talento de escribir un libro sobre su aventura como sí hizo Cabeza de Vaca, haciendo bueno aquello de una canción argentina de que «si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia».

 

CESAR CERVERA

Diario ABC-1-2-2021

 


HEMEROTECA DEL CONDE YNDIANO DE BALLABRIGA.

 

Mi Abuelo siempre nos decía: El Melón

 

 


·        Son buenos para dietas de adelgazamiento por su alto contenido en agua y poco aporte calórico. ...

·        Son buenos para el sistema nervioso y muscular por su alto contenido en potasio. ...

·        Se recomienda para casos de gota y reumatismo.

·        Favorece la formación de glóbulos rojos.

·        Es diurético y algo laxante.

·        Previene el envejecimiento.



 La Región de Murcia es una comunidad autónoma uniprovincial española, situada en el sudeste de la península ibérica, que limita con Andalucía (Granada y Almería), la Comunidad Valenciana (Alicante), la costa mediterránea y Castilla-La Mancha (Albacete). Su capital es la ciudad de Murcia, que es sede de los órganos institucionales regionales, con excepción de la Consejería de Turismo2 y de la Asamblea Regional, que se encuentran en Cartagena,3 razón por la que es denominada como «capital legislativa» en el preámbulo de la ley 5/2005.4


La población total de la Región de Murcia es de 1 493 898 habitantes (INE, 2019),5 de los que algo menos de un tercio vive en la capital y la mitad en los municipios de MurciaCartagena y Lorca. Comunidad uniprovincial, es no obstante 9ª de España en superficie y la 10ª en población por delante de Aragón o Asturias.6 En su condición de provincia es la  más poblada de las 50 que tiene el país.7


La región es una de las mayores productoras de frutas, verduras y flores de Europa, contando con viñedos importantes en los municipios de JumillaBullas y Yecla, que producen vinos con Denominación de Origen. Cuenta así mismo con un importante sector turístico, concentrado en una costa con numerosos espacios vírgenes (muchos de ellos amenazados) y que posee la laguna salada del Mar Menor. Su industria destaca por el sector petroquímico y energético (centrado en Cartagena) y la industria alimentaria.


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