LA LUZ DE BALLABRIGA.

LA LUZ DE  BALLABRIGA.
Antonio; Conde Yndiano de Ballabriga

jueves, 28 de marzo de 2019

Indonesia, la quinta economía emergente del mundo










Antonio Pozo Indiano
Más allá del sol y la playa, el país asiático atrae fondos extranjeros por la necesidad de desarrollar sus infraestructuras y servicios, lo que supone una excelente oportunidad para las pymes españolas.
Lujo, sol y playa es la imagen que transmite Indonesia al exterior. Este país asiático, el cuarto más poblado del mundo, se ha convertido en una tierra muy atractiva para los inversores extranjeros. Las razones son numerosas: economía fuerte, política estable y una nación abierta a las reformas. Cuenta, además, con una gran riqueza de recursos naturales, como reservas de petróleo, gas y yacimientos de carbón y mineral de cobre y zinc.


Esta nación es la primera economía del Sudeste Asiático y la cuarta del continente en términos de paridad del poder adquisitivo. Indonesia se ha transformado en un territorio de renta media, según el Banco Mundial. En concreto, se estima que el PIB per cápita situado en los 3.431 euros se cuadruplique hasta 2020, según el banco británico Standard Chartered.
Los sectores que ofrecen más posibilidades de negocio son el industrial y el de servicios, áreas en las que las pequeñas y medianas empresas españolas tienen una larga experiencia. De hecho, ya se han instalado 31 filiales de grandes corporaciones de nuestro país y más de 10 establecimientos, según el Icex.


Uno de los principales atractivos para los inversores extranjeros es el Plan Nacional de Desarrollo a Medio Plazo 2015-2019, que tiene como prioridad construir más de 3.000 kilómetros de vías férreas, 3.650 kilómetros de carreteras, 15 aeropuertos y 24 puertos. Contempla también aumentar el número de centrales hidroeléctricas, según el Icex.
Las pymes interesadas en expandirse a este archipiélago, el mayor del mundo con más de 17.000 islas, pueden beneficiarse de créditos destinados a apoyar proyectos de infraestructuras con un margen del 30% para gasto local. En concreto, tienen la posibilidad de acogerse al programa de Cooperación Financiera España-Indonesia, firmado en 2016, con un fondo de 250 millones de euros para la internacionalización, según la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Pese a las oportunidades que presenta la República liderada por Joko Widodo, hacer negocios no es tan fácil. Indonesia ocupa el puesto 73, según el informe Doing Business, elaborado por el Banco Mundial. No obstante, desde la llegada del gobierno actual en 2014, el país ha escalado 34 lugares en el ránking. Para instalarse, el empresario tiene que buscar a un socio local y concederle el 50% del capital social. Sin embargo, si apenas va prestar servicios allí no hay inconveniente en operar.
Abrir una sociedad no es tan ágil como en otros países de la OCDE. Puede tardar hasta 47 días. Las compañías de nueva creación deben pasar por la Hacienda Pública, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Trabajo.

En las reuniones de negocios, los indonesios valoran la educación. Por ejemplo, cerrar las reuniones con un "gracias" es fundamental para mantener relaciones comerciales a largo plazo.

Bali, el destino del emprendimiento

Tras varios meses de viaje por el sudeste asiático y visitas a diferentes países, como Tailandia y Laos, llegaron a Bali. "Es una isla segura, con personas amables y un territorio perfecto para recorrer en coche", cuenta Gabriel Domínguez, uno de los socios fundadores y consejero delegado de Routive, una empresa que planifica y organiza rutas guiadas en coche por Indonesia. La razón principal por la que se instalaron en esta nación fue por una necesidad de mercado: "Había muchos conductores profesionales que hacían bien su trabajo pero tenían problemas en conectar y encontrar clientes", revela Domínguez. El mayor obstáculo que ha tenido esta pyme para expandirse allí fueron las diferencias culturales. "Es necesario entender qué motivaciones mueven a un indonesio", indica el joven empresario, quien apunta que "el respeto mutuo es esencial para negociar allí".


cATARINA VALENTE
Diario Expansión 27-3-2019

HEMEROTECA DEL CONDE YNDIANO DE BALLABRIGA




La importancia de la naranja en el bienestar de nuestra salud




A continuación, queremos que conozcas todas las propiedades de las naranjas, las cuales son realmente numerosas, de este modo vas a saber el poder que ocultan estas frutas aparentemente sencillas:

Es antioxidante

Debido a ciertos componentes que posee la naranja, podemos asegurar que es un gran antioxidante, es decir, que tomando este alimento vamos a prevenir o retrasar la oxidación de algunas de las moléculas del organismo.
Podemos decir que es un método de defensa para protegernos ya que de esta manera vamos a prevenir y minimizar el riesgo de sufrir patologías relacionadas con el corazón o incluso con el cerebro.
Además, hace poco se ha descubierto que la naranja tiene muchos más antioxidantes de los que se pensaba en un principio, por lo que es un alimento perfecto si queremos sentirnos un poco más protegidos y más sanos.

Fuente de vitamina C

Algo que seguro que has oído alguna vez en tu vida es aquella frase de que la naranja tiene una gran cantidad de vitamina C, y no solo eso, sino que también es muy importante para prevenir e incluso para curar los catarros o pequeños procesos víricos.
Pues esto es verdad, ya que la naranja es una de las frutas que más cantidad tienen de esta vitamina tan beneficiosa para el organismo.

Ayuda a alcalinizar la sangre

Mantener una sangre alcalina es tremendamente importante ya que tener un pH bajo en la sangre está relacionado y ligado a ciertas enfermedades del corazón.
Y por suerte, la naranja es capaz de evitar eso, algo que ocurre también con el limón, puesto que a pesar de que en la boca pueda parecer una fruta ácida, al pasar a la sangre tiene el poder de aumentar la alcalinidad.
Y no solo eso, sino que además debido a los antioxidantes antes mencionados, y a los minerales y vitaminas presentes en esta fruta, vas a poder ver reducida tu cantidad de ácido úrico, con lo que también tu sangre va a estar mucho más fluida.

Son antiinflamatorias

Este no es uno de los principales efectos de esta fruta, sin embargo, sí que se ha visto que, al tomar naranja, las inflamaciones se pueden ver disminuidas.

Es depurativa

En el cuerpo es muy normal que haya ciertas sustancias nocivas que se vayan acumulando poco a poco, normalmente durante la noche y gracias al poder reparador de dormir, se van eliminando, sin embargo, puede ocurrir que algunas se vayan quedando en algunos órganos, por lo que es importante tener una forma efectiva de hacer que desaparezcan.
Gracias a la naranja podemos conseguirlo ya que es tremendamente depurativa y desintoxicante, además se cree que también es buena contra las bacterias.

Regula los niveles de colesterol

Otro de los muchos beneficios asociados a las naranjas, es que son capaces de regular el nivel de colesterol, y puede que te estés preguntando a qué se debe esto.
La verdad es que su poder no está en que directamente sea capaz de bajar los niveles de colesterol malo, si no que realmente la propiedad de esta fruta, es que puede subir los niveles de colesterol bueno, lo que indirectamente sin duda va a hacer que los niveles de colesterol malo en la sangre vayan disminuyendo.

Fortalece el sistema nervioso

Uno de los nutrientes más importantes para cuidar el sistema nervioso, es sin duda la vitamina B. Y en este caso como ya has podido ver en la lista de nutrientes presentes en las naranjas, las Vitaminas del grupo B tienen un papel fundamental.

Es buena para la piel

Desde siempre se ha dicho que una de las propiedades de las naranjas era la de mejorar el estado de la piel, y esto es totalmente cierto, y por varios motivos.
En primer lugar, hemos dicho que era depurativa, antioxidante, y que además desintoxica el cuerpo. Gracias a estos tres fundamentos, la piel se va a limpiar desde dentro por lo que se va a ver mucho más sana, limpia y cuidada sin ningún esfuerzo, tan solo comiendo una pequeña cantidad de naranja a la semana.
Pero no solo eso, sino que además se cree que tomar este alimento favorece la creación de colágeno, un componente fundamental si lo que queremos es hacer desaparecer las arrugas.

Favorece la absorción del hierro

Nuestro cuerpo está formado por una gran cantidad de sustancias, vitaminas y minerales, todos ellos son importantes y tienen un papel fundamental en nuestra salud.
Entre los minerales más relevantes se encuentra el hierro, presente en la sangre, y aunque es cierto que tenemos una cantidad muy pequeña de él, su escasez está relacionada con una gran variedad de enfermedades, entre ellas una muy conocida, la anemia. Pues bien, las naranjas, y concretamente la Vitamina C, ayuda y favorece la absorción del hierro.

Recomendaciones

Por último, no queremos que te vayas sin conocer algunas recomendaciones que sin duda te van a ayudar mucho a la hora de elegir las naranjas y de mantenerlas en buen estado, ya que como vas a ver a continuación, no todas las naranjas son iguales.
Además, es fundamental, no sólo como elegirlas, sino también la mejor manera de conservarlas para que duren frescas mucho más tiempo.

No todas las naranjas son iguales

Desde luego no todas las naranjas ni todos los formatos son iguales, por ello debes siempre intentar escoger las mejores piezas, fijándote sobre todo en la piel, el color, e incluso el aroma que desprende, pero no solo eso, ya que lo mejor es que, si quieres zumo, lo hagas en casa de forma natural.






Esto se debe a que los zumos fabricados, normalmente tienen en su composición un gran número de conservantes, los cuales hacen que las vitaminas y minerales presentes en dicho zumo, no vayan a tener ningún efecto beneficioso.

¿Cómo conservarlas?



Las naranjas una vez recolectadas ya no van a seguir madurando, por lo que no debemos preocuparnos por eso, sin embargo, si queremos que se sigan manteniendo frescas, lo mejor será dejarlas en un lugar ventilado, y en un recipiente que sea de mimbre preferentemente, o de cristal si no disponemos de ninguno.


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miércoles, 13 de marzo de 2019

¿En qué se diferencian pasado y futuro?













Antonio Pozo Indiano



Consiguen en laboratorio que el tiempo fluya hacia atrás

Los científicos han logrado crear un estado que evoluciona hacia el pasado en lugar de hacerlo hacia el futuro


Un equipo internacional de investigadores ha conseguido en laboratorio algo que hasta ahora parecía imposible: hacer que el tiempo en una computadora cuántica avance hacia el pasado. Los físicos también lograron calcular la probabilidad de que, de forma natural, un electrón libre en el vacío del espacio interestelar “regrese”, de forma espontánea, a su pasado reciente. Los impactantes resultados de este trabajo, que se publicarán el 13 de marzo en Scientific Reports, ya pueden consultarse en arxiv.org.

"Este es uno de una serie de artículos sobre la posibilidad de violar la Segunda Ley de la Termodinámica -explica Gordey Lesovik, autor principal de la investigación-. Dicha ley está estrechamente relacionada con la noción de la flecha del tiempo, y obliga a que el tiempo fluya en un solo sentido: del pasado hacia el futuro."

"Comenzamos describiendo la llamada máquina de movimiento perpetuo local del segundo tipo -prosigue Lesovik-. Más tarde, en diciembre, publicamos un segundo documento que analiza la violación de la segunda ley a través de un dispositivo llamado demonio de Maxwell. Y el presente artículo, el más reciente, aborda el mismo problema desde un tercer ángulo: hemos creado artificialmente un estado que evoluciona en una dirección opuesta a la de la flecha termodinámica del tiempo". Es decir, que evoluciona hacia el pasado en lugar de hacia el futuro.




¿En qué se diferencian pasado y futuro?

La pregunta puede tener varias respuestas, según quien y en qué contexto la formule. Pero desde un punto de vista estrictamente científico, el pasado y el futuro se parecen tanto que pueden llegar a ser intercambiables. De hecho, la mayor parte de las leyes de la Física no admiten distinciones temporales, y funcionan exactamente igual con independencia de que el tiempo esté avanzando o retrocediendo.
Por ejemplo, si grabamos en vídeo la colisión y el rebote de dos bolas de billar idénticas y pasamos después la cinta al revés, ambas versiones, la que avanza hacia el futuro y la que retrocede en el pasado, podrán describirse con la misma ecuación. Y aún más, basándose solo en el vídeo, nadie podría decir en qué sentido iba el tiempo durante la grabación. Sería como si las bolas de billar estuvieran desafiando nuestra intuición natural sobre hacia dónde está avanzando el tiempo.

Sin embargo, imagine ahora que alguien graba el momento en que una bola de billar rompe la formación triangular donde están todas las demás bolas antes de empezar la partida, y las dispersa en todas direcciones. Aunque pasemos ese vídeo a la inversa, en este caso nadie tendrá la menor duda de cuál de las dos versiones se corresponde con la grabación original.
Lo que hace que en este segundo ejemplo la versión “marcha atrás” del vídeo sea tan absurda es nuestra comprensión intuitiva e innata de la Segunda Ley de la Termodinámica, según la que un sistema aislado o bien permanece cerrado, o bien evoluciona hacia un estado más caótico que el original, pero nunca hacia otro más ordenado.
Lo cierto es que, de por sí, las leyes de la Física no impiden que las bolas de la mesa se junten espontáneamente para formar un triángulo, ni que el té que se ha disuelto en el agua vuelva solo a la bolsa, ni que la lava fluya hacia el interior del cráter de un volcán en lugar de manar de él durante una erupción. Sin embargo, a lo largo de nuestra vidas no vemos que suceda nada de eso, porque significaría que un sistema aislado puede asumir, sin intervención externa alguna, un estado más ordenado que el inicial, lo que va en contra de la segunda ley.
Y si bien es cierto que la naturaleza íntima de esa ley no ha sido aún explicada en detalle, también lo es que los investigadores han avanzado mucho en la comprensión de los principios básicos que la respaldan.


Un electrón solitario
Durante su experimento, los autores de este trabajo cambiaron la bola de billar por un electrón solitario en medio del inmenso vacío del espacio interestelar. Se trataba de verificar si, por lo menos para una partícula individual, el tiempo podía revertirse espontáneamente, de forma natural y aunque fuera solo durante una pequeña fracción de segundo.

"Supongamos que el electrón está bien localizado cuando comenzamos a observarlo -afirma Andrey Lebedev, coautor del estudio-. Esto significa que estamos bastante seguros de su posición en el espacio. Es cierto que las leyes de la mecánica cuántica nos impiden saber dónde está con absoluta precisión, pero podemos delinear una pequeña región en cuyo interior el electrón está localizado”.
El físico explica que la evolución del estado electrónico se rige por laecuación de Schrödinger. Y aunque la ecuación en sí no hace distinciones entre el futuro y el pasado, la región del espacio que contiene el electrón se expandirá muy rápidamente. Es decir, el sistema tenderá a volverse más caótico, lo que aumentará el grado de incertidumbre sobre la posición del electrón. En otras palabras, debido a la Segunda Ley de la Termodinámica, el desorden del sistema será cada vez mayor, exactamente lo mismo que sucede en nuestra mesa de billar.
"Sin embargo -añade por su parte Valerii Vinokur, coautora del artículo- resulta que la ecuación de Schrödinger es reversible. Lo cual, matemáticamente hablando, significa que bajo un cierto tipo de transformaciones, la ecuación describirá un electrón “difuso”, localizado algo atrás en el tiempo pero en la misma y pequeña región del espacio que ocupa en el tiempo presente". Aunque este fenómeno no se observa en la naturaleza, en teoría podría ocurrir debido a las fluctuaciones aleatorias del fondo cósmico de microondas (la radiación residual del Big Bang) que impregna todo el Universo.
En otras palabras, el equipo pretendía calcular la probabilidad de observar un electrón "difuso" en un pequeño lapso de tiempo, apenas una fracción de segundo, y comprobar si ese electrón podía materializarse después espontáneamente en su pasado reciente. El resultado fue que la probabilidad de que algo así suceda de forma natural y espontánea es mínima.

Los científicos, en efecto, calcularon que incluso si uno se pasara toda la vida del universo (13.700 millones de años) observando 10.000 millones de electrones por cada segundo de ese inmenso lapso de tiempo, la evolución inversa del estado de la partícula solo ocurriría una vez. E incluso en ese caso, el electrón no viajaría más que una simple diez mil millonésima de segundo hacia el pasado.
Obviamente, los fenómenos a gran escala que involucran bolas de billar, volcanes, etc, objetos formados por billones de partículas y no por una sola, se desarrollan en escalas de tiempo incluso mucho mayores. Lo cual explica por qué no observamos situaciones en las que las personas mayores, por ejemplo, se estén volviendo más jóvenes o en las que un huevo recién frito se “desfría” por sí mismo para volver, intacto, al interior de su cáscara.

Revertir el tiempo «a la carta»

Quedaba muy claro, pues, que las probabilidades de observar algún fenómeno natural, por diminuto que fuera, cambiando espontáneamente la flecha del tiempo para avanzar hacia el pasado, quedaba prácticamente descartada. Ahora bien, sería posible forzar de alguna forma la situación para conseguir que, en laboratorio, el tiempo corriera hacia atrás?
Para averiguarlo, los investigadores idearon un ingenioso experimento en cuatro fases para revertir el tiempo. Y en lugar de un electrón, decidieron observar el estado de una computadora cuántica formada primero por dos y después por tres bits cuánticos (qubits) superconductores.

Fase 1: Orden

Cada qubit se inicia en su estado fundamental (cero). Se trata de una configuración altamente ordenada y que se corresponde con la de un electrón localizado en una pequeña región de espacio o con las bolas de una mesa de billar perfectamente colocadas antes de la partida.

Fase 2: Degradación

El orden inicial se pierde. Del mismo modo en que el electrón se difumina en una región de espacio que es cada vez más grande, o que las bolas de billar rompen su formación triangular para rebotar por toda la mesa, el estado de los Qubits se convierte en un patrón cambiante y cada vez más complejo de ceros y unos. Lo cual se consigue poniendo en marcha brevemente el programa de evolución en la computadora cuántica. En realidad, la misma degradación habría ocurrido por si misma debido a las interacciones con el medio ambiente y sin necesidad de ejecutar programa alguno. Sin embargo, el uso del software de evolución autónoma controlada era necesario para permitir la última fase del experimento.

Fase 3: Inversión temporal

Un software especial modifica nuevamente el estado de la computadora cuántica de forma que ésta evolucione “hacia atrás”, desde una situación caótica a otra más ordenada. La operación es equivalente a la fluctuación aleatoria del fondo de microondas en el ejemplo del electrón, con la diferencia de que se induce deliberadamente. En el ejemplo del billar, sería como si alguien le diera a la mesa una patada perfectamente calculada para obtener un resultado concreto, en este caso reordenar las bolas.

Fase 4: Regeneración

Se activa de nuevo el programa de evolución de la Fase 2. Si se hace bien, esto no produce más caos, sino que “rebobina “ el estado que tenían los qubits en el pasado, la forma en que un electrón “difuso” se localizaría o el modo en que las bolas de billar regresan sobre sus trayectorias para volver a disponerse en un triángulo perfecto.
Los investigadores hallaron que en el 85 por ciento de los casos la computadora cuántica de dos qubits regresaba al estado inicial. Cuando se involucraron tres qubits en vez de dos, ocurrieron más errores, lo que resultó en una tasa de éxito de aproximadamente el 50 por ciento. Según los autores, estos errores se deben a imperfecciones en la computadora cuántica real. A medida que se diseñen dispositivos más sofisticados, se espera que la tasa de error disminuya.

José Manuel Nieves
Diario ABC 13—3-2019


HEMEROTECA DEL CONDE YNDIANO DE BALLABRIGA


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sábado, 23 de febrero de 2019

La locura de Fernando VI











Antonio Pozo Indiano
Los años finales del reinado de Felipe V estuvieron marcados gravemente por sus problemas psicológicos, probablemente sufría un trastorno bipolar, y la Corte se convirtió en un lugar extraño, donde las reuniones con los ministros se celebraban a altas horas de la madrugada y el Rey se creía a veces una rana. La cuestión es que Felipe V ya había abdicado una vez, en la figura de su hijo Luis I, pero después de un reinado de apenas seis meses, la Corona le había vuelto como si fuera un bumerán afilado. El 15 de enero de 1746, sin embargo, al morir de forma sorprendente después de tragarse la lengua, el cetro pasó al fin a su siguiente hijo, Fernando VI, quien paradójicamente iba a vivir un proceso de derrumbe igual de pronunciado.



Felipe V



Nacido el 23 de septiembre de 1713, el futuro Fernando VI era el cuarto hijo de Felipe V con María Luisa de Saboya, teniendo por delante en la sucesión al reino a LuisFelipe Pedro y otro hermano que fallecido al poco de nacer. El joven infante creció sin madre, fallecida a los cinco meses de su nacimiento, y con la desconfianza de la segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio. De hecho, el Rey apenas se preocupó por los hijos de su segundo matrimonio, absorbido como estaba por la autoritaria Isabel.


Fernando, el Príncipe de Asturias invisible

La educación de Fernando vivió algunos altibajos dados los desprecios de su madrastra y su condición de segundón en la línea sucesoria. Era en esencia un niño melancólico, amante de las artes y la música. El Conde de Salazar ejerció como su tutor, pero ni él ni su camarilla pudo mejorar su posición en la Corte. El ascenso al trono de su hermano Luis I sí lo hizo durante unos meses, pero a su muerte la Corona no pasó a Fernando sino que volvió al Rey, por insistencia de Isabel de Farnesio, ante las críticas de una nobleza que entendía que una abdicación nunca es reversible. Ese mismo año, 1724, las Cortes de Castilla proclamaron a Fernando Príncipe de Asturias, si bien Farnesio bloqueó su derecho a asistir a las reuniones del Consejo de Estado como heredero del reino.


En enero de 1729, Fernando se casó en Badajoz con Bárbara de Braganza, hija del Rey de Portugal y perteneciente a la dinastía que, en tiempos de los Austrias, se había alzado contra el Imperio español para lograr la independencia del país luso. Al igual que él, la princesa portuguesa era culta, de agradable carácter, dominadora de seis idiomas y gran amante de la música desde niña. Su rostro marcado por la viruela y su figura voluminosa no impedían que los encantos de su personalidad causaran una grata impresión.





Fernando y Bárbara se enamoraron profundamente y vivieron aislados de la Corte durante el reinado de Felipe V por voluntad de la madrastra regia. Cuando en 1733 pudieron residir en Madrid se les impuso un férreo marcaje que incluía la limitación de que solo podían ser visitados por cuatro personas al día, y no podían comer en público ni salir de paseo. Tal vez creía Farnesio que si se le ignoraba Fernando simplemente desaparecería en algún momento dado.



Isabel de Farnesio

No obstante, a la muerte de Felipe V en 1746 la situación se volteó por completo, de modo que Isabel Farnesio tuvo que abandonar las dependencias palaciegas y quedó aislada del mundo político. Un año después Isabel se quejaría de que el cordón sanitario en torno a ella cada vez era más grande: «Desearía saber si he faltado en algo para enmendarlo». A lo que el nuevo Rey, en una muestra de carácter, contestó: «Lo que yo determino en mis reinos no admite consulta de nadie antes de ser ejecutado y obedecido».
Durante los 13 años que duró su reinado, Fernando siguió con el programa de reformas iniciado por su padre. Su apuesta por la neutralidad en Europa ayudó a dar un respiro a las arcas públicas: «Paz con Inglaterra y guerra con nadie», usó a modo de guía política. Además, en esos años se materializó la recuperación económica tras los años de derrumbe de los últimos Austrias y se creó el Catastro para conocer la realidad del país. Solo la reforma fiscal impulsada durante su reinado se topó con el rechazo directo de la nobleza. No obstante, su medida más polémica fue la gran redada contra los gitanos autorizada en el verano de 1749. En un mismo día fueron apresados unos 9.000 gitanos españoles, que fueron sometidos a todo tipo de abusos.
La reforma fiscal impulsada durante su reinado se topó con el rechazo de la nobleza
Así y todo, ningún rey puede dar por acabada su obra hasta que asegura su descendencia, lo cual resultó un fracaso para Fernando puesto que era impotente, como el trastámara Enrique IV o el austria Carlos II.

Una afección genital le impedía eyacular y tener hijos. El asunto no era tan grave, en tanto, que contaba con hermanos todavía jóvenes que podían hacerse con las riendas del país, como así fue a través del futuro Carlos III.
Que su hermano heredara la Corona entraba en sus planes, no así el proceso de demencia que vivió en sus últimos años.

Fallece la Reina y el Rey pierde la cabeza
Si bien los Reyes nunca habían gozado de buena salud, no fue hasta 1758 cuando el deterioro en la salud de la Reina Bárbara de Braganza obligó a la pareja a trasladarse al Palacio de Aranjuez en un intento de que mejoraran sus problemas respiratorios. Lejos de este propósito, ese mismo verano falleció la Reina a consecuencia probablemente de un cáncer abdominal y dejó a Fernando solo, con un comportamiento cada vez más errático. A lo largo de su vida había sufrido varios periodos de inactividad con ánimo deprimido, pero ese verano se aceleró su carácter melancólico. Aquello marcó el principio del conocido como el año sin rey.

Pero, ¿qué enfermedad se escondía tras su locura? ¿Alzheimer? ¿Un trastorno bipolar como su padre? Los acercamientos psiquiátricos al caso han planteado tradicionalmente la hipótesis de que lo que empezó como «un trastorno de adaptación con sintomatología depresiva reactivo a la muerte de su mujer» derivó en un trastorno depresivo mayor. Sin embargo, en una investigación realizada por Santiago Fernández-Menéndez (Hospital Universitario Central de Asturias), José M. González-González (Área Asistencial de Gijón), Víctor Álvarez-Antuña (Área de Historia de la Medicina) Julio Bobes (CIBERSAM), se concluye que el empeoramiento grave de su clínica, la decadencia funcional que eso acarréo, se tiene que explicar por causas que van más allá de una depresión o un trastorno bipolar. «Una demencia rápidamente progresiva cuyos síntomas hayan pasado desapercibidos al coincidir con la agonía y la muerte de la Reina explicaría mejor todo el proceso clínico».
El Alzheimer, barajado por otros autores, resulta improbable para estos investigadores dada «la edad del paciente, la rápida progresión clínica, la ausencia inicial de déficits de la memoria episódica y la gravedad de los síntomas conductuales».
En «La demencia del Rey Fernando VI y el año sin rey», este grupo de investigadores reconstruye el historial clínico del Rey a partir de ese verano. El mismo día que falleció la Reina, sin esperarse al funeral, Fernando se refugiara en el castillo de Villaviciosa de Odón, donde salió a cazar y se mostró contento los primeros días. Sin embargo, a principios de septiembre el Rey empezó a mostrarse agresivo, de ánimo deprimido y surgió en su mente la obsesión por la muerte. Apunta Andrés Piquer, un médico del periodo: «Padecía unos temores sumos, creyendo que cada momento se moría, ya porque se sentía ahogar, ya porque le destrozaban interiormente, ya porque le iba a dar un accidente [...]».
Otros síntomas hicieron aparición en las siguientes semanas: apatía, insomnio, abandono en la higiene personal y en las obligaciones religiosas... Compartiendo algunas extravagancias con su padre, Fernando se empecinó en añadir nuevos disparates a la vida cortesana.

Le dio por morder a la gente y fingir que estaba muerto o era un fantasma. Sus asistentes eran constantemente agredidos y tenían miedo de su propia integridad física. Sobre esto, Andrés Piquer refiere: «Se enfurecía con vehemencia, airándose hasta el punto de ejecutar cosas muy impropias a su bondad y a su carácter». Además de correr o bailar en ropa interior, le gustaba reírse de sus asistentes y se negaba a dormir sobre su cama, de modo que improvisaba cada noche una camilla con dos sillas y un taburete.

El año sin Rey
Y si a Felipe V le calmaba la voz de un castrati, a Fernando VI le relajaba el opio. Nada que sirviera más que para calmarlo, pero no para revertir su situación. Hacia finales de ese año, la vida de Fernando VI parecía llegar a su fin y se dispuso un testamento el 10 de diciembre de 1758 que ni dictó ni firmó, pero al que dijo que estaba de acuerdo cuando le enseñaron las cláusulas dictadas por el Conde de Valparaíso. En los siguientes meses al parecer registró varios intentos de suicidio, uno de ellos al amagar con ahorcarse con las cintas que tenía en la camisa.
Lo retorcido del asunto es que, siendo el Rey, resultaba complicado llevarle la contrario o responder a las agresiones. Desde Italia, el futuro Carlos III pidió con insistencia utilizar «violencia respetuosa» para reducir al enfermo. He aquí la cuestión, sin respuesta aparente, de qué es exactamente la violencia respetuosa ante a un hombre que te acaba de morder la nariz.
No obstante, a partir del nuevo año cada vez fue menos necesaria esta «violencia» porque el Rey quedó encamado y cada vez más débil. A partir de la primavera la demencia afectó a su habla, hasta el extremo de que apenas era capaz de articular un discurso desordenado. Los problemas digestivos y respiratorios aceleraron su deterioro en poco tiempo. En julio se describió la aparición de sangre en los esputos.
A esas alturas, su larga ausencia había inquietado al pueblo hasta el punto de que unos versos satíricos corrían furiosos por Madrid:
«Si el Rey no tiene cura
¿a qué esperáis o qué hacéis?
Muy presto cumplirá un año
Que sin ver a vuestro rey
Os sujetáis a una ley
Hijo de un continuo engaño»
Carlos III
Finalmente Fernando murió el 10 de agosto de 1759 a los 46 añosLa salud del Monarca había alcanzado niveles críticos para entonces, sobre todo a causa de su desnutrición y sus problemas respiratorios. Su hermano Carlos III, hijo de Isabel de Farnesio, herederó el reino. Era el tercer hijo de Felipe V que reinaba en España.


César Cervera@C_Cervera_MActualizado:21/02/2019 20:37h
DIARIO ABC

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