El Papa en el Ángelus: en el
Adviento, emprender un camino de conversión
En el Adviento emprender un camino de
conversión, pero también reencender la esperanza los corazones de quienes nos
rodean, para hacer comprender que, a pesar de todo, el reino de Dios sigue
siendo construido día a día con el poder del Espíritu Santo. Fue, en síntesis,
el mensaje central del Papa en su alocución previa al rezo mariano del Ángelus
en el segundo domingo de Adviento.
Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
También este domingo, el segundo del Adviento, como en la Solemnidad de la
Inmaculada Concepción, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio
Apostólico para rezar con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro la
oración mariana del Ángelus. La plaza, este año embellecida por el pesebre de
arena realizado por un grupo de cuatro escultores de Estados Unidos, Rusia,
Holanda y República Checa, contó con la presencia de numerosos peregrinos
provenientes de diversas partes del mundo: 45 mil fieles según informó la
Gendarmería Vaticana.
En el Adviento, emprender un camino de conversión
El Romano Pontífice meditó sobre el Evangelio del día, que en este segundo
domingo de Adviento nos indica “cómo dar sustancia” - dijo - a la espera del
nacimiento del Señor:
«El domingo pasado la liturgia nos invitaba a vivir el tiempo de Adviento y
de espera del Señor con actitud de vigilancia y también
de oración: vigilen y recen. Hoy, segundo domingo de Adviento, se nos
indica cómo dar sustancia a esta espera: emprendiendo un camino
de conversión, cómo hacer concreta esta espera. Como guía en este
camino, el Evangelio nos presenta la figura de Juan el Bautista, que ‘recorrió
toda la región del río Jordán, predicando un bautismo de conversión para el
perdón de los pecados' (Lc 3,3). Para describir la misión del Bautista, el
evangelista Lucas recoge la antigua profecía de Isaías que dice así: ‘Una voz
grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los
valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas’ (vv.
4-5).»
Preparar el camino para la venida del Señor
Pero, ¿cómo preparar el camino para el Señor que viene? Francisco utilizó
la profecía de Isaías para describir el trabajo que debemos realizar en nuestro
corazón y en nuestras vidas:
«Para preparar el camino para el Señor que viene, es necesario tener en
cuenta las exigencias de conversión a las que invita el Bautista. ¿Cuáles son
estas exigencias de conversión? Ante todo, estamos llamados a llenar
los vacíos producidos por la frialdad y la indiferencia, abriéndonos
a los demás con los mismos sentimientos de Jesús, es decir, con esa
cordialidad y atención fraterna que se hace cargo de las necesidades del
prójimo. Es decir, rellenar los vacíos producidos por la frialdad: no se
puede tener una relación de amor, de fraternidad, de caridad con el prójimo si
hay agujeros, así como no se puede ir por un camino con muchos agujeros, ¿no? Y
todo esto, hay que hacerlo también con una atención especial por los más
necesitados. Luego necesitamos allanar tantas asperezas causadas
por el orgullo y la soberbia. Cuánta gente sin darse cuenta tal vez, es
soberbia, dura, no tiene una relación de cordialidad. Hay que superar esto
cumpliendo gestos concretos de reconciliación con nuestros hermanos, de pedidos
de perdón por nuestras culpas. No es fácil reconciliarse, siempre se piensa:
¿quién da el primer paso? Pero el Señor nos ayuda en esto si tenemos buena
voluntad. La conversión, de hecho, es completa si lleva a reconocer
humildemente nuestros errores, nuestras infidelidades, incumplimientos».
El creyente abre caminos en el desierto
El Santo Padre afirmó que también en los desiertos, es decir, en los
contextos existenciales difíciles, el creyente “abre caminos”. E indicó que no
podemos rendirnos ante las situaciones negativas, porque Jesús, y su palabra de
luz, amor y consuelo, es el centro de nuestra vida:
«El creyente es aquel que, a través de su hacerse cercano al hermano, como
Juan el Bautista, abre caminos en el desierto, es decir, indica perspectivas de
esperanza incluso en aquellos contextos existenciales difíciles, marcados por
el fracaso y la derrota. No podemos rendirnos ante las situaciones negativas de
cerrazón y rechazo; no debemos dejarnos subyugar por la mentalidad del mundo,
porque el centro de nuestra vida es Jesús y su palabra de luz, de amor, de
consuelo, ¡es Él!».
Discípulos de Jesús llamados a reencender la esperanza
A seguir, el Pontífice recordó el testimonio de vida del Bautista, quien
"con la pureza y la valentía de su anuncio", logró despertar en la
gente las expectativas por el Mesías que en ese tiempo estaban adormecidas:
«El Bautista invitaba a la gente de su tiempo a la conversión con fuerza,
con vigor, con severidad. Sin embargo, sabía escuchar, sabía cumplir gestos de
ternura, gestos de perdón hacia la multitud de hombres y mujeres que acudían a
él para confesar sus pecados y ser bautizados con el bautismo de la penitencia.
El testimonio de Juan el Bautista, nos ayuda a ir adelante en nuestro
testimonio de vida. La pureza de su anuncio, su valentía en el anuncio de la
verdad lograron despertar las expectativas y esperanzas del Mesías que desde
hace tiempo estaban adormecidas. Aún hoy, los discípulos de Jesús están
llamados a ser sus testigos humildes pero valientes para reencender la
esperanza, para hacer comprender que, a pesar de todo, el reino de Dios sigue
siendo construido día a día con el poder del Espíritu Santo. Pensemos, cada uno
de nosotros: ¿cómo puedo cambiar algo de mi actitud, para preparar el camino al
Señor?».
Sembrar paz, justicia y fraternidad
En la conclusión de su alocución antes
del Ángelus, el Obispo de Roma pidió que «la Virgen María nos ayude a preparar
día a día el camino del Señor, comenzando por nosotros mismos; y a sembrar a
nuestro alrededor, con tenacidad y paciencia, semillas de paz, justicia y
fraternidad». Y antes de retirarse saludó con afecto a los peregrinos de
Roma, de Italia y de diversas partes del mundo. En particular, Francisco saludó
a los jóvenes de la diócesis de Orvieto-Todi, deseándoles un buen camino de
Adviento. También saludó a los fieles de Trapani, Caltagirone y Bronte, y a los
confirmandos de Almè (Bergamo). Y con el augurio de un feliz domingo para
todos, pidió que por favor, no nos olvidemos de rezar por él. “¡Buen almuerzo y
hasta pronto!”, finalizó.
Crestomatía : Antonio Pozo Indiano ( C.Y.B)
9-12-2018
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