Antonio Pozo Indiano
Pese a la alerta de EE.?UU., los expertos lo ven muy difícil
Los animales se muestran cansados, decaídos, pierden el apetito, rechinan los dientes, aparecen con la cabeza y las orejas caídas, e incluso se muestran agresivos con los humanos hasta que el final acaban falleciendo. Es lo que les está ocurriendo a centenares de ciervos y alces en Estados Unidos y Canadá afectados por una enfermedad neurodegenerativa causada por un prion -una proteína mal plegada- que los acaba transformando en zombis y que puede transmitirse de forma muy eficiente a través de cualquier fluido.
De hecho ya se les conoce como los ciervos zombis. En realidad, los primeros casos se han
registrado a mediados de los años 60 sin que se haya observado ningún problema,
pero desde
hace algo menos de dos años han surgido nuevas cepas, también en alces y renos
de Canadá, Noruega y Finlandia, lo que ha suscitado la alarma o, cuando menos, la preocupación
ante la posibilidad de que la patología de los cérvidos se vuelva más
infecciosa y dé el salto a los humanos.
«Es probable que los casos
en humanos asociados con el consumo de carne contaminada se documenten en los
próximos años»,
explicó Michael Osterholm, director del Centro de Enfermedades Infecciosas y
Prevención de Investigación de la Universidad de Minnesota. De momento, no
existe ninguna prueba de que se haya cruzado la barrera de especies, pero no se
descarta que pueda hacerlo en el futuro. «Es posible que el número de casos humanos sea
sustancial y no sean eventos aislados», aseguró Osterholm.
Es cierto que
hay precedentes de enfermedades priónicas
en animales que dieron el salto a humanos -la enfermedad de las vacas locas con
su variante humana de Creutzfeldt-Jakob es el ejemplo más conocido-, pero no es
nada fácil que ocurra. «Hay que tener un poco de prudencia, porque el salto de
especies, aunque no es algo impensable, no se consigue fácilmente. ¿Que las nuevas cepas puedan
llegar a ser transmisibles? A día de hoy no lo sabemos y me parece muy bien que
se hagan estudios para descartar esta posibilidad», explica Juan José Badiola,
catedrático de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza y presidente de
la Organización Veterinaria Colegial de España. De hecho, el scrapie o tembladera, que afecta a las
ovejas y cabras y cuyos primeros casos se documentaron ya en el siglo
XVII, nunca se
ha transmitido a personas, a pesar de que existen más de veinte cepas
diferentes de la enfermedad.
Joaquín
Castilla, investigador del CicBiogune del País Vasco y el primero que
estableció que los conejos también podían verse afectados por patologías
priónicas, asegura que todavía existen muchas incertidumbres, pero que todas las pruebas realizadas hasta el
momento no han observado ninguna anomalía, aunque con las nuevas cepas, que son
de aparición reciente, aún habrá que esperar para confirmar resultados en un
sentido u otro.
«Nadie
lo puede decir»
«Lo que aún no podemos saber ahora -advierte- es si
las nuevas cepas son infecciosas o no en humanos, porque es lo que aún se está
estudiando. Nadie puede decir que lo sean». Para demostrarlo se realizan ensayos
en modelos animales o en vitro, que son los que están llevando a cabo Castilla
y su equipo. Para tener una absoluta confirmación, en especial con los casos
que han surgido en alces, renos y ciervos rojos en Noruega y que luego se extendieron a Finlandia, son necesarios al menos cuatro años y las variantes más
recientes, tanto en el Norte de Europa como en Canadá, han surgido hace algo
menos de dos.
«Lo que sí
sabemos seguro -destaca el investigador- es que no son iguales a las
tradicionales y que, al no ser las mismas, sí cabría la hipotética posibilidad
de que fueran infecciosas. Esto no significa que haya que tener miedo ni preocuparse. Pero que hay que estudiarlo, por
supuesto que sí, porque lo que no se puede hacer es bajar la guardia».
De las variantes
más recientes también se desconoce su capacidad de transmisión. En las
tradicionales sí es muy alto. «No hay ningún fluido, desde lágrimas, orina o
heces, que no transmita el prion, por eso la infección se propaga tan
fácilmente entre los animales salvajes. «Que se transmitiera a humanos sería una gran sorpresa, pero
también una gran preocupación porque en las especies silvestres es más complicado
mantener un control», advierte Juan José Badiola.
El neuropatólogo
Alberto Ramo también ve difícil que se cruce la barrera, aunque entiende
que «en
enfermedades priónicas siempre existe un riesgo».
Christopher J. Silva: «La enfermedad priónica detectada
en ciervos causa pérdidas económicas»
Hasta ahora no hay evidencias de que
pueda afectar a humanos, afirmó en el Cimus
«No hay ninguna evidencia de que la
enfermedad priónica detectada en ciervos se transmita a humanos, como ocurrió
con la de las vacas locas. La carne de ciervo y otros cérvidos, que se vende
para consumo en establecimientos de alimentación, está bien controlada. La
procedente de la caza puede sin embargo no estar controlada; por eso lo mejor
es evitar el consumo de esa carne sin garantías procedente de la caza de
cérvidos», manifiesta Christopher J. Silva, investigador experto en el tema del
Western Regional Research Center, del Departamento Agricultura de los Estados
Unidos. Habló en el Cimus sobre la experiencia con este problema en su país,
invitado por el grupo de enfermedades priónicas del Instituto de Investigación
Sanitaria de Santiago (IDIS), que dirige Jesús Requena, quien le presentó.
Silva interviene
esta semana en Laguardia (Álava) en el congreso ibérico de enfermedades
priónicas. Como ocurrió en el congreso internacional celebrado en Santiago en
mayo, este será de nuevo un tema central en las sesiones. En España hay miles
de ejemplares de cérvidos y preocupa esa dolencia, detectada por vez primera en
Europa en estos animales en el 2016, en
Noruega, y posteriormente en Finlandia. En Estados Unidos, Canadá o Corea
la conocen también.
«En Estados
Unidos está muy extendida. Una experta, Elizabeth Williams, recomendó ya en
1996 eliminar todos los animales de las cabañas afectadas para erradicarla. Así
se hizo en Noruega, donde se sacrificaron más de 1.400 ciervos, renos, alces y
otros cérvidos, el 6 % de la cabaña y así esperan erradicarla. En
Estados Unidos, una forma de ver la extensión de la enfermedad es con Google
Maps, al analizar imágenes de esos animales, pues se sabe que las hembras
afectadas tienen menos crías, y otros datos, que ayudan a conocer la
situación», sostiene.
En Estados
Unidos «esa enfermedad priónica detectada en ciervos causa pérdidas económicas
relevantes, porque repercute negativamente en el negocio de la caza y en todo
lo que tiene asociado de turismo y comercio. Hay áreas rurales que se resienten
mucho», explica Christopher J. Silva.
Existen
diferencias con la enfermedad conocida como de las vacas locas, la priónica que
más impacto internacional causó, ahora superada. «La principal es que la de los ciervos parece contagiarse más fácil a
través del medio natural, no necesitan consumir piensos contaminados como
ocurrió con las vacas. Por la saliva, orina o heces, los ciervos contaminan
el medio y se transmite más fácilmente entre esos animales. Pero no se
transmite a humanos. Y en zonas de Estados Unidos donde conviven ciervos con
otras reses, como ovejas o vacas, tampoco se ha detectado contagio hasta
ahora», agrega. «Se hicieron pruebas incluso en animales modificados
genéticamente, para que se pareciesen a humanos en la propensión a ser
infectados, y tampoco hubo evidencia de transmisión. Todo parece indicar que va
a quedar como una enfermedad propia de los cérvidos», sostiene.
En humanos,
existe el riesgo de un caso esporádico de algunas enfermedad priónica por cada
millón de personas al año. En los restantes mamíferos también pueden aparecer
casos de forma espontánea. Es lo que se cree que ha ocurrido en Europa con los
cérvidos: los casos detectados en Noruega y Finlandia eran en zonas alejadas,
por lo que se cree que fueron espontáneos: «son enfermedades muy raras y no se conocen
bien sus factores, pero ocurren. Por eso, lo mejor es evitar el consumo de
carne no controlada, como la procedente de ciervos cazados que no haya sido
analizada», insiste Silva.
Experto.
Christopher J. Silva es investigador del centro del Departamento de Agricultura
de Estados Unidos de Albany (California).
Priones. Las
dolencias priónicas causaron impacto internacional tras la crisis de las vacas
locas, que se transmitía de forma diferente a la de los cérvidos.
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